La Unión Vascongada, 1898-12-28
Ayer tarde a las dos ocurrió en la bahía de Pasajes un sensible accidente.
Juana Alzua, soltera, de 46 años de edad, que habitaba en el barrio de San Juan, y desde sus primeros años se dedicaba a batelera, tuvo la desgracia, al atracar el bote que conducía a las escalerillas de desembarco del llamado muelle nuevo é intentar saltar a ellas, de resbalar, cayendo al agua.
Supónese que al caer al agua tropezó en alguna de las piedras del muelle ó en la madera de las escalerillas, pues en la cabeza presentaba algunas contusiones; el golpe la privó del conocimiento y en esta desgraciada situación no pudo defenderse del líquido elemento, ni sostenerse a flote, y pereció ahogada.
No lanzó un grito, ni nadie pudo apercibirse del suceso, hasta que otra compañera suya llamada Josefa, que de San Juan regresaba, vio el cadáver bajo las escaleras de desembarco citadas.
A pocos metros del sitio de la ocurrencia anclaba el vapor español Calderón, y ni los tripulantes de este barco, ni el encargado de corresponder a las señales de la atalaya, cuya caseta está al pie mismo del sitio de la desgracia, ni los carabineros de servicio que por allí estaban vieron nada anormal que indicase la suerte de la pobre Juana.
Como hemos dicho tenía 46 años de edad y cerca de 40 de servicio como batelera.
Del cadáver se incautó la autoridad de mareas, trasladándole luego al barrio de San Pedro, en cuyo cementerio quedó depositado hasta hoy que los médicos le harán la autopsia y ordenarán la inhumación.