Los Tres Pasajes, nº 11, 1953
Pasajes tiene también un “ballet”. Informados de tan interesante pormenor –bien elocuente, por cierto, de las inquietudes artísticas de los pasaitarras– pusímonos sobre la pista de quién pudiera dirigirlo. Y pronto apareció ante nuestros ojos María Teresa Luján, gentil y simpática señorita de la Villa, que ha cargado espontáneamente sobre sus hombros la a todas luces difícil tarea de crear en ella una afición al baile clásico, español y típico regional de los más diversos folklores del mundo, de encauzarla y educarla.
María Teresa Luján, amablemente, se prestó enseguida a informarnos del origen, estado actual y alcance de sus laudables propósitos.
—¿Cómo nació en usted, señorita Luján, la idea de este “ballet”?
–Tiene su origen, sin duda, en mi gran afición por la danza, en mi intuitiva disposición para la coreografía y en el deseo de que el baile –el baile como arte, claro– se propague y extienda.
—Y ¿cómo y cuándo empezó a tratar de convertir en realidad sus intenciones?
–En 1951 preparé un grupo que en el Gran Kursaal de San Sebastián ganó el primer premio en un Concurso organizado por Acción Católica. Este grupo fue la célula del presente “ballet”…
—Que usted tratará de convertirlo en Academia, ¿no?
–Esa es mí soñada aspiración…
—Muy legítima, señorita; y un sueño muy realizable si…
–Animo no nos falta, ni a mí ni a mis colaboradoras; pero precisamos apoyo, un apoyo eficaz, de quien, comprendiéndonos, nos lo pueda prestar… Un “ballet” necesita muchas cosas.
—¿Qué planes de trabajo tiene?
–De momento, pertenecemos a la Coral Pasaitarra, que nos alentó desde el primer instante, ofreciéndonos su techo y su amparo moral; con ella hemos actuado en algunos festivales, en Pasajes mismo, en Irún…
—¿Dónde ensayan ustedes?
–Nos han cedido una sala en las escuelas de Ancho; en ella. Ya sé que es un lugar inadecuado, pero no tenemos otro. ¡Figúrese! Los días de ensayo, tenemos que empezar por separar nosotras mismas las mesas y los pupitres…
—Un local a propósito es algo fundamental…
–Si; y también un gimnasio, donde adquirir la debida elasticidad de músculos y el sentido rítmico de los movimientos del cuerpo.
—En efecto. Confíe usted en que todo se andará, pues principio requieren las cosas…
–Confiaremos, pues; y gracias por sus palabras, que son todo un poema de esperanza…
—No puedo darle otra cosa, señorita…
Reímos, Y se reanuda el interrogatorio
—¿Puede decirnos de cuántos elementos se compone el `ballet”?
–Tome usted nota: Elenita Rod, Asunción Ayestarán, Maite Orube, Lolita Zaldúa, Merche Esteban, Corito Seco, Mari Carmen Argárate, Clarita Abad, Elenita Sánchez, Irene María Egaña, Rosí Urretavízcaya… Creo que le he dicho a usted todas. Y Rosi Ortega, que es la pianista y acordeonista del conjunto.
—¿Cuántas obras tienen en el repertorio?
–Completamente montadas, cuatro: el “Minueto” de Bocherini, la barcarola de los “Cuentos” de Olenbach, una “Malagueña” y el “Jarabe” mexicano.
—Y… ¿en proyecto?
–Tenemos muchos proyectos; pero es preciso que nos ayuden a realizarlos:..
–Así lo diremos –desde “Los TRES PASAJES”…
–Gracias, otra vez; y diga también que estoy muy reconocida a la ayuda de la Coral y a la colaboración de todas las componentes del grupo, las cuales, dejando sus recreos y distracciones, acuden puntualmente a todos los ensayos.
El Conde Hugo