Pasajes nº 8, 1934
Pasajes es el puerto de San Sebastián, de Guipúzcoa y de la Euzkadi pirenaica. Comparte con Bilbao, Alava y la Ribera de Navarra. Es el ángulo de las dos grandes vías ferroviarias que de Irún (Pasajes) parten hacia el Sur, para Madrid la una, y mirando al Oriente, a Barcelona la otra.
Es el puerto pesquero mejor del Cantábrico, sin que ningún otro hasta Vigo pueda resistir competencia calificada por su situación y características.
Todo eso debiera ser ya, si Guipúzcoa hubiera sabido antes darse cuenta de la importancia trascendental de Pasajes, no abandonando la suerte del gran puerto a empresas particulares primero y al Estado después. Ello constituye una lamentable equivocación. Porque, Pasajes es el primer negocio y debe ser la primera preocupación económica de Guipúzcoa.
Pasajes, puerto comercial, está por hacer. Los hombres han empeorado la obra de la naturaleza, sin complementarla. El puerto exterior, necesario si Pasajes ha de ser lo que su situación privilegiada le ha deparado, debiera acometerse con dinero del Estado, con fondos de la Diputación, con empréstito avalado por la industria guipuzcoana; todo menos demorar “sine die” el problema. El puerto comercial exige que desaparezca toda esa abigarrada edificación inútil de barracones inservibles sin utillage, sin orden ni concierto, sin elementos de moderna adecuación, sin defensa contra la competencia –en tarifas, condiciones y precios– de otros puertos; y que en su lugar se construya el puerto tal como se proyectó por Marquina, y como está aprobado y presupuestado en sus tres secciones de comercial, exterior y pesquero. La ría de Rentería puede ser un magnífico complemento del puerto, si –¡al fin!– se acomete su construcción, sin esperar a la tercera inundación.
Pasajes debe aspirar a la zona de influencia de todo el Pirineo navarro y oscense. Y esa zona de influencia está definida por la construcción del proyectado f. c. Pasajes-Tarragona, que atraviesa la línea Pasajes-Pamplona-Huesca-Lérida-Tarragona (Barcelona), estando construido en su totalidad, con la sola excepción de los tramos de Sangí¼esa a La Peña y de Huesca a Monzón, proyectados y presupuestados ya. Una vez en explotación ambos tramos, ensanchada la vía de Sangí¼esa a Pamplona, y la de Pamplona a Lasarte si fuere preciso, el puerto de Pasajes adquiriría de por sí el predominio demarcado por la situación del ángulo de las líneas ferroviarias de Pasajes a Barcelona y Madrid, sin competencia posible en todo el Pirineo cuya explotación, la de sus riquezas, la de su turismo, se establecería por su puerto natural.
Hay que aspirar así bien a asegurar el tráfico de la línea Valencia -Zaragoza-Pamplona-Pasajes-Irún, mediante la doble vía de la sección de Alsasua a Zaragoza, cuya propuesta tiene estado parlamentario, así como la del f. c. Pasajes-Tarragona y la de las rutas pirenáicas de caminos, que rinden al mar sus productos en Pasajes y en los muelles de su puerto.
Ningún poder que Guipúzcoa establezca sintiendo la responsabilidad del momento y del problema, puede desconocer que Pasajes, primera preocupación de orden económico de Guipúzcoa, debe ser el primer problema resuelto sin cicaterías, con generosidad, con visión del porvenir.
Que Pasajes, gran puerto, coexista con Bilbao, no puede significar competencia molesta sino concurso leal de actividades, para quien como yo, pone por encima de los intereses materiales los del espíritu, y más allá de lo vizcaino o lo guipuzcoano, lo vasco.
Pasajes es el pecado mayor que en el orden material cometió la Administración de Guipúzcoa, por tantos motivos admirable, al olvidarlo y postergarlo a otros problemas muy interesantes, pero evidentemente de menor interés y trascendencia. Por ello precisamente debe ser la primordial preocupación de todo aquel que asomado a la vida industrial guipuzcoana, pretenda ser útil en su gestión, sirviendo al interés económico, de Guipúzcoa.
Pasajes es el primer problema de Guipúzcoa. Su porvenir depende principalmente de que lo entiendan así los guipuzcoanos.
Manuel de Irujo
Diputado a Cortes por Guipúzcoa