Los Tres Pasajes nº 9, 1951

Dos años sin asomarme a las páginas de la revista “Los Tres Pasajes” me han impedido el poder agradecer a este admirable pueblo los innumerables testimonios de pésame, al fallecimiento de mi queridí­sima madre. ¡Muchas gracias!
Los avatares de la vida hicieron que tuviese que cambiar de residencia: Hernani, mi pueblo de adopción, es mi segundo cariño de patria chica, donde encontré afectos sinceros, calor de amistad y muchas pruebas inequí­vocas de la nobleza que caracteriza a los hernaniarras. Hernani es el pueblo que, al transcurrir de no muchos años, constituirá el centro industrial más importante de la provincia, por su laboriosidad, su fuerza productora, sus ví­as de comunicación y, sobre todo, por su gran expansión de ensanche, cosa ésta de que carecen los pueblos más industriales de Guipúzcoa.
Crece la industria, y con ella el bienestar del pueblo, siendo exponente de ello las grandes dotes de organización que imperan en este envidiable lugar, donde raro es el domingo que no haya carreras, futbol, partidos de pelota, concursos de canto, de acordeonistas, de makildantzaris, de bolos, conferencias, etc.
El esfuerzo del pueblo creó un magní­fico campo de deportes, un soberbio frontón, un Centro cultural y una Escuela Profesional de Trabajo, que constituye el orgullo de la Villa.
El Excmo. Ayuntamiento, el Alcalde, el Secretario, señores Azcue y Bermejo, con la cooperación del párroco, don Carmelo Labaca, las Cajas de Ahorros, la industria y el comercio, fueron los artí­fices que elevaron a este pueblo a la categorí­a de prosperidad y cultura que hace que sea una joya inapreciable y el ejemplo más edificante de energí­a y esfuerzo, que aupan a los Pueblos a las cumbres de la fama y de la gloria para bien de los vecinos y de la Patria.

Pues bien: volvamos a lo que í­bamos. Para mis muchas amistades de Pasajes, he dejado de ser Angelí­n, para convertirme en el “Cónsul”, de Pasajes en Hernani.
La “colonia” pasaitarra es numerosí­sima en este bello pueblo, perteneciendo a ella, entre otros, Paco Roldán, Pepe Martí­nez, Félix Macazaga, Muñoz el ex-sacristán, el Administrador de Correos, don José Pérez, José Pasay, y como bedel del Consulado, “Mustre” José Orbegozo, Arbona y otros anchotarras desplazados en ésta.
Raro es el pasaitarra que venga por estos lares y necesitando alguna información o cualquier otra cosa, no acuda a este “Consulado” o a casa de Paco Roldán, donde se les complace y sirve con mil amores.
Tanto es así­, que una noche en que “Penca” y Eugenio Cantera perdieron el tren, vinieron a dormir a mi casa, y por no haber más que una cama libre, “Penca” durmió en ella y Cantera… en una cuna de mi hijita; a la mañana siguiente hubo que sacarle con saca-corchos, completamente arrugado…

A. G. Machain