Los Tres Pasajes nº 9, 1951
Unos queridísimos amigos de Ancho nos han facilitado estas dos fotografías, cuyo común denominador, aparte el aparente carácter deportivo de ambas, es el buen humor de los naturales de este distrito. La primera en el orden que se publican lo es también cronológicamente. Tiene, aproximadamente, un cuarto de siglo.
Por entonces, y con alguna finalidad benéfica, siempre muy laudable, el Pasayako Lagun Ederrak, a la sazón en la cúspide de su gloria deportiva, organizó en el campo de Molínao –¡quién lo tuvíera hoy!– un partido de balompié entre casados y solteros, con el que la gente pensaba (y así fue) reírse mucho…
Todo Ancho y muchos aficionados de San Juan de San Pedro, de Alza y hasta de Rentería acudieron al llamamiento del Pasayako.
En el domicilio de éste, casa Beldarrain, se organizó una animada y numerosísima comitiva que, con Shantus al frente, cubrió el largo trecho hasta Molinao. El inolvidable
Shantus Uranga –alguacil, barrendero, pregonero y “thunthunero”, todo en una pieza– hizo todo el recorrido hasta el campo tocando alegres pasacalles con su “txistu” y su tamboril.
El lleno en Molinao fue estupendo.
Habíase ofrecido para dirigir aquel encuentro el popularísimo Antonio Aldaco, que apareció
con un puro humeante en la siniestra mano y un maletín en la derecha. Así lo tienen ustedes en la histórica foto, acompañado de la opulenta humanidad de Antonio Artucha y de la bastante más reducida de Julián Leunda, que iban a actuar de “banderines”.
Pero volvamos al maletín de Aldaco. Al dirigirse éste al centro del campo para pitar el comienzo del partido, lo abrió, saliendo de él un gato que, al verse en libertad de nuevo, echó a correr… con gran regocijo de los espectadores. Este se manifestó también de manera harto elocuente al aparecer en las respectivas bandas los dos colaboradores y asesores del árbitro. Fue uno de los grandes aciertos de los organizadores de aquel festival la elección de tales tres populares elementos para los cometidos que se han indicado.
El buen Artucha falleció años después; Leunda, que entonces trabajaba en el pueblo con su tío el peluquero Francisco Zabaleta, vive hoy en San Sebastián, en cuya calle de Miracruz continúa haciendo da “Fígaro”. Aldaco, apartado del “mundanal ruido”, es en la actualidad una estrella fugaz por las calles de Pasajes….
La segunda fotografía tiene relación con otro “match” entre. equipos de célibes y matrimoniados, todos ellos pertenecientes a la Sociedad Lore Chorta. Esta se fundó exactamente el 18 de julio de 1931. Aquel partido se celebró un par de años más tarde, poco más o menos.
Que os ganamos… Que perderéis… ¿A que sí? ¿A que no? Total: qué vino la inevitable apuesta, cruzándose los contendientes un estupendo “amaiketako” a base de caldo de gallina y huevos.
Para que nadie pudiera aprovecharse de la clásica ventaja del campo y del público, aquel partido se jugó en Amute (Irún, amablemente cedido por el Real Unión).
Y todos fueron a Irún en un autocar… que entonces salía más económico que el tranvía y que el tren.
Veamos si conocemos a los que aparecen en la foto…
De izquierda a derecha, Daniel Echaide, julio Aguinaga (vista de Aduanas), Angel Otaegui, Carlos Hiller (alémán, ya fallecido), Antonio Ibarzábal, Paco Bueno, Rafael Gómez, Efrén Barbeito, Francisco Echave (hoy práctico mayor del puerto), el carnicero José Albisu, Ignacio Uría, Valentín Martínez (otro carnicero) y Juan Goicoechea.
Delante y en la misma dirección: el carnero del conserje del campo, José Goroztiaga (padre), Ismael Zubeldia (Tiburón), Tomás Mendía, Miguel Ayestarán (antiguo medio centro de la Real Sociedad), Miguel García, Enrique Zaldúa (industrial transportista, hoy anunciante de LOS TRES PASAJES), Pedro Zaballos (cartero mayor de Pa¬sajes) y Teófilo Goicoechea (hermano de Juan).
Que… ¿quiénes son los casados y quiénes los solteros? Sencillamente: los primeros vestían camiseta a rayas, salvo “Tiburón” que, aunque formando en el “once soltero”, también la lució… porque no había bastantes de las otras.
En la foto falta uno para completar los 22, y no recordamos quién pueda ser.
Para terminar, diremos que, puesto que el encuentro terminó con empate a 1, el “amaiketako” se pagó a escote. ¡Ah! Y que el caldo y los huevos los tomaron antes del partido, porque si no, muchos no hubieran podido con semejante esfuerzo, pues les cogió bastante desentrenados…