Los Tres Pasajes, nº 8, 1950
Aún está reciente en la mente de todos el gran triunfo conseguido por nuestro equipo del Pasajes sobre el Vitoria. Un 4–1 rotundo fue el resultado de esa emocionante final de Berazubi. De esa final, lector, que aunque parezca mentira, sólo ha proporcionado a las arcas del Club 1.648 pesetas líquidas sobre una entrada bruta de 16.900…
Pero eso qué importa. Ya lo dice la célebre frase de Francisco I: «Todo se ha perdido menos el honor,…» Y el honor de ser campeones, ha correspondido, como tantas otras veces, a los gloriosos colores del Pasajes… Y eso es lo importante…
Aun resuenan por las calles de la villa las ovaciones y las expansiones de entusiasmo con que todo el pueblo anchotarra recibió a su equipo. Algo inolvidable y que compensa con creces todos los esfuerzos de directivos y jugadores. A pesar de las 1.648 pesetas…
Días pasados coincidí en un bar de Pasajes con Bernal y A1bero, defensa central e izquierdo respectivamente de nuestro equipo y casualidad, ambos capitanes de él. Uno efectivo y circunstancial el otro. Albero, el titular, tuvo que ceder su puesto en la final a Bernal, y no por capricho suyo ciertamente.
Al oírle hablar se adivinaba con suma claridad, la contrariedad que ello le produjo.
–Una inoportuna lesión en la semifinal de Beasain, me impidió alinearme en Berazubi. Con la ilusión que yo tenía por jugar ese partido….
—¿Pero lo presenciaría Ud. como espectador?
–Pues claro está… Y en muchos momentos estuve tentado de saltar al campo.
—¿Tan mal iba la cosa…?
–Bastante, tercia Bernal; fueron los vitorianos los primeros en marcar y dominaban ampliamente; solo una fuerte reacción nuestra nos permitió cambiar el tono del partido, antes del descanso empatamos y ya en el segundo tiempo fuimos los amos del terreno….
—-¿A qué factor atribuyen Udes. esta oportuna reacción?
—-Principalmente —-es Bernal quien habla—- a la labor de nuestros medios volantes: Peporro e Iguarán, que como en anteriores encuentros, fueron la línea más sobresaliente del conjunto. A ellos principalmente se debe el triunfo.
–Y –ahora habla Albero– a la magnífica preparación física del equipo, circunstancia que todos debemos a nuestro gran entrenador, Ignacio Trecu. Yo, aunque no jugué la final, puedo hablar por los partidos anteriores. Terminamos los noventa minutos de juego dispuestos a jugar otros noventa…
—Bueno, y Ud. Bernal, como participante en activo de la final, ¿quién cree que fue el mejor de sus contrarios?
–El delantero-centro Pascual, jugador al que precisamente tuve que marcar yo.
—Bueno amigos, no quiero cansarles a Uds. más. Ahora hasta Septiembre, vacaciones, ¿no?
–Así es. Y no crea que no lo tenemos merecido. El fútbol es una de nuestras pasiones, pero esos dos meses nos vienen muy bien.
Y me despido de estos dos muchachos, jóvenes y notables, a la par que entusiastas jugadores pasaitarras.
En ellos y en resto de sus compañeros tiene depositada su confianzaza afición. Bueno en su gran entrenador Ignacio Trecu, artífice principal de los triunfos del Pasajes. De este Club que actualmente a proporcionado a la selección guipuzcoana 5 jugadores; Bernal, Peporro –jugador realista éste ya– Iguarán, Alvarez y Martínez han sido en diversas ocasiones citados para representar a Guipúzcoa. Es perfectamente comprensible, pues, la fe que todo el pueblo tiene en su equipo.
Fe en que el año que viene y en los futuros, con campo propio y con un gran equipo, nuestro Pasajes reverdecerá laureles, en grado mayor si cabe que hasta ahora.
Termino pues, estas mal hilvanadas líneas, en un grito que a mí también me sale de muy dentro.
¡Aupa Pasajes!
Eduardo Ureña