Sucesos

La Voz de Guipúzcoa, 1890-05-09

El señor alcalde de Pasajes nos ha hecho entrega de doce pesetas setenta y dos céntimos, importe de la sexta parte de lo recaudado en aquel pueblo últimamente, cuyas listas tenemos en cartera para su publicación.
Ayer giramos mil pesetas a Bermeo á cuenta de lo que les corresponde a los padres del náufrago del Memelena, entre lo recaudado aquí­ y en Pasajes. Los pormenores figuran en la liquidación general y reparto, que publicaremos muy pronto.
Mañana cerraremos la suscripción abierta en nuestras columnas.

El Guipuzcoano, 1890-07-18

Anteanoche á las diez, ocurrió en Pasajes una tristí­simo desgracia.
Hallándose en Ancho un trabajador llamado Andrés Ucelayeta y Garmendia, viudo, de 48 años, natural de Lezo, en la calle principal de aquel barrio, cuando dos perros pusiéronse a reñir encarnizadamente. Deseoso el Ucelayeta de separarlos, arrojóse a hacerlo, precisamente en el momento en que los caballos de un carruaje lo arrojaron al suelo, y una de las ruedas de aquel le pasó por la mitad del cuerpo. […] los primeros el médico director de Sanidad del puerto, señor Zabaleta, que prodigó al herido los auxilios de la ciencia.
El cochero, al apercibirse del atropello que habí­a cometido, huyó precipitadamente, sin que haya podido averiguarse hasta ahora quién fuera.
En cuanto al herido, en estado grave fue conducido a Alza, y el juez municipal de aquel término dio principio a la instrucción de diligencias sumariales.
El hecho se ha puesto en conocimiento de nuestras autoridades.

La Voz de Guipúzcoa, 1890-05-01

En Ancho, a las siete y cuarenta de la tarde, ocurrió un desprendimiento de tierra en la ví­a férrea, y gracias a haberse dado cuenta el maquinista de maniobras del puerto de Pasajes se evitó una catástrofe, que hubiera ocurrido a la llegada del correo sin el aviso que dio el mencionado maquinista para que acudieran los obreros a limpiar la ví­a.

El Guipuzcoano, 1890-07-26

Anteanoche hubo un incendio en Pasajes (Ancho) a eso de las diez y media, en casa de Pedro Lavaca, cantero de Renteria, letra A, piso segundo y bodega de la citada casa, sin que en el primer piso aconteciera nada, ni hubiera desgracia personal, gracias a la mucha afluencia de gente que acudió, entre ellos el señor juez municipal, el médico señor Zavaleta y el jefe de estación señor Medina.
Las bombas acudieron a tiempo y se sofocó el fuego al poco rato, siendo las pérdidas de poca consideración. Dí­cese que se encontraron unas latas de petróleo en el segundo piso, y que al iniciarse el incendio, no habí­a ningún inquilino en casa.

La Voz de Guipúzcoa, 1890-03-29

Ayer ocurrió una sensible desgracia en la lí­nea férrea próxima al punto denominado Capuchinos.
Según se nos manifiesta, un inocente niño, al pretender subir a uno de los vagones que habí­a anaquel punto, perdió un pié y cayó a la ví­a en ocasión que llegaba un tren, que le arrolló dejándole en muy mal estado.

El Guipuzcoano, 1890-07-28

Con motivo de las fiestas que habí­an de celebrarse ayer en Pasajes de San Juan, acudió a aquel vecino puerto un considerable número de excursionistas.
Entre otros espectáculos, verificábase una novillada. Corriéronse novillos que ya en el dí­a anterior habí­an salido en la plaza de Astigarraga, y probablemente habrán conocido otras varias plazas, por lo cual comprenderán los lectores que los mocetes, como suele decirse, sabí­an jugar al mus. Sin embargo, el accidente tristí­simo que vamos a relatar, más que a ésta circunstancia, se debe á la fatalidad.
Al salir uno de los novillos encontrábase vuelto de espaldas al punto de salida, precisamente, el dueño de aquellos, Vicente Lizarazu, vecino de Lezo.
En tal posición, arremétele la res, le voltea con tal fuerza que le hace dar dos vueltas al aire y formando curva da en el suelo, resultando con graves lesiones en la columna vertebral. En situación graví­sima, súbenle a la Casa Consistorial y allí­ le examinan los médicos, entre ellos el señor don Fernando Carril, de Lezo, quienes ordenan no se mueva al herido porque no se encontraba en estado de trasladarle a ningún punto.
Al regresar á Pasajes, le dejamos al desdichado sujeto en malí­simo estado.

El Fuerista, 1890-05-03

Pasages 2 de mayo de 1890

Sr. Director de EL FUERISTA
San Sebastián.

Muy señor mí­o y de mi más distinguida consideración:
Con esta fecha ha tenido lugar en la parroquia de esta villa la función fúnebre que se ha celebrado para sufragio de las almas de los cinco desgraciados y malogrados náufragos del dí­a 25, en la manera y forma que nuestro celoso como virtuoso párroco, D. José Basilio Segurola, y digno Alcalde D. Justino Minondo, creyeron disponer, la cual se ha celebrado con la mayor pompa y recogimiento posibles, asistiendo a un acto tan conmovedor el Ayuntamiento en corporación, presidido por el referido señor Alcalde, quien su vez estaba secundado por D. Ildefonso Zabaleta, Director de Sanidad Marí­tima, con sus dependientes y subordinados, cuyas autoridades se uní­a el numeroso concurso de ambos sexos, compuesto de vecinos de ésta, confundidos con personas de pueblos circunvecinos, que se han dignado honrar la función con su respetable presencia, saliendo todos de tan dolorosa e infausta memoria con profundo sentimiento de corazón y lágrimas en los ojos.

Aprovechando esta ocasión me cumple manifestarle que el dí­a 30 de Abril se hizo la primera distribución de fondos recaudados hasta aquella fecha a las desoladas y angustiadas familias en armoní­a con el dictamen emitido por el señor Párroco, Alcalde y personas cuyo parecer la autoridad local se sirvió oí­r, alcanzado para cada individuo a 84 pesetas de socorro.
Me consta que se harán nuevas y proporcionadas distribuciones a medida que los fondos vayan llegando, que con fundamento espera el Ayuntamiento recibir, como producto de suscripciones abiertas por autoridades, empresas particulares y periódicos que se imprimen en nuestra querida provincia.

Haga usted, señor Director, de esta carta el uso que en su preclaro juicio mejor viere convenir, en la segura inteligencia de que, sea cual fuere su modo y manera de proceder, quedará alta y sumamente reconocido su más humilde y S. S. Q. S. M. B.

José Joaquí­n Otaegui

El Guipuzcoano, 1890-07-28

Con motivo de las fiestas que habí­an de celebrarse ayer en Pasajes de San Juan, acudió a aquel vecino puerto un considerable número de excursionistas.
Entre otros espectáculos, verificábase una novillada. Corriéronse novillos que ya en el dí­a anterior habí­an salido en la plaza de Astigarraga, y probablemente habrán conocido otras varias plazas, por lo cual comprenderán los lectores que los mocetes, como suele decirse, sabí­an jugar al mus. Sin embargo, el accidente tristí­simo que vamos a relatar, más que a ésta circunstancia, se debe á la fatalidad.
Al salir uno de los novillos encontrábase vuelto de espaldas al punto de salida, precisamente, el dueño de aquellos, Vicente Lizarazu, vecino de Lezo.
En tal posición, arremétele la res, le voltea con tal fuerza que le hace dar dos vueltas al aire y formando curva da en el suelo, resultando con graves lesiones en la columna vertebral. En situación graví­sima, súbenle a la Casa Consistorial y allí­ le examinan los médicos, entre ellos el señor don Fernando Carril, de Lezo, quienes ordenan no se mueva al herido porque no se encontraba en estado de trasladarle a ningún punto.
Al regresar á Pasajes, le dejamos al desdichado sujeto en malí­simo estado.

El Fuerista, 1890-05-03

Pasages 2 de mayo de 1890

Sr. Director de EL FUERISTA
San Sebastián.

Muy señor mí­o y de mi más distinguida consideración:
Con esta fecha ha tenido lugar en la parroquia de esta villa la función fúnebre que se ha celebrado para sufragio de las almas de los cinco desgraciados y malogrados náufragos del dí­a 25, en la manera y forma que nuestro celoso como virtuoso párroco, D. José Basilio Segurola, y digno Alcalde D. Justino Minondo, creyeron disponer, la cual se ha celebrado con la mayor pompa y recogimiento posibles, asistiendo a un acto tan conmovedor el Ayuntamiento en corporación, presidido por el referido señor Alcalde, quien su vez estaba secundado por D. Ildefonso Zabaleta, Director de Sanidad Marí­tima, con sus dependientes y subordinados, cuyas autoridades se uní­a el numeroso concurso de ambos sexos, compuesto de vecinos de ésta, confundidos con personas de pueblos circunvecinos, que se han dignado honrar la función con su respetable presencia, saliendo todos de tan dolorosa e infausta memoria con profundo sentimiento de corazón y lágrimas en los ojos.

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El Guipuzcoano, 1890-07-31

Según leemos, en una expedición de cajas de conserva hecha desde Pasajes por uno de los vapores que tocan en nuestro vecino puerto a la importante y respetable casa comercial de Henri Davis, de Burdeos, agente de la «Pacific Steam Navigation Company», llegó a aquel puerto francés una en la que en vez de conservas habí­ase introducido una enorme piedra envuelta en un paño, de igual peso a la mercancí­a que faltaba.
No creemos que este hecho háyase efectuado en nuestro vecino puerto, pero por si acaso hubiese ocurrido, bueno es que los administradores del mismo estén sobre aviso, y por eso consignamos este hecho tan desagradable como punible.