Los Tres Pasajes nº 6, 1948

Los viejos documentos gráficos tienen, en sus desvaí­das imágenes –en las que el paso del tiempo ha señalado una profundí­sima huella–, un invencible poder evocador.
Con la foto que acompaña a estas lí­neas el tiempo ha sido por demás benigno. Su propietario la guardó bajo siete llaves y se ha podido conservar, gracias a tal precaución, limpia, clara y entera, ni más ni menos que si la acabasen de revelar.

Esta fotografí­a tiene pasados los cuarenta años. Probablemente data, según la opinión de un contemporáneo de quienes en ella aparecen, de 1905.

Los cuatro personajes de este retrato son los siguientes: en pie, José Larruquert y Simón Vidart; sentados, Juan Valverde y Francisco Sinisterra. (En ambos casos, de izquierda a derecha.)

Eran los tiempos de apogeo de la Musical Pasaitarra, cuya banda era la vida misma del pueblo. Y nuestros cuatro personajes eran elementos significados y sobresalientes de la banda.

José Larruquert debí­a de ser navarro, de muy cerca de la frontera francesa. Probablemente sus ascendientes eran galos. Su apellido así­ lo da a entender. Llegó de su pueblo a San Sebastián para ser soldado.

Terminadas sus, obligaciones militares, ingresó en la Banda Municipal, de la que era director el inolvidable Juan Guimón, con una de cuyas hijas –no sabemos si hija única– casó Larruquert.

Este era un gran músico. Tocaba la trompa con extraordinario dominio y componí­a y armonizaba como un consumado profesional. Se le atribuyen numerosas composiciones, de las que recordamos:

– Una polca titulada “Kurdin Club”.
– Un pasodoble –Arana– compuesto en honor del famoso empresario de toros, y a él dedicado.
– Otro pasodoble, titulado “Les calsons” y dedicado a Paco Sinisterra, uno de sus compañeros de la fotografí­a.
– Una tanda de valses compuestos en honor de las señoritas que bordaron el estandarte de la banda.
– Una habanera inspiradí­sima, que se ha tocado en Pasajes muy recientemente.

También se le atribuyen algunas de las composiciones que figuran como originales del prócer artista donostiarra señor conde de Torre-Múzquiz. Nosotros no tenemos elementos de juicio ni para afirmarlo ni para negarlo. Reputamos como muy verosí­mil que Larruquert se limitase, con sus profundos conocimientos técnicos, a armonizar para banda algunas de las composiciones del conde aficionado, como, por ejemplo, los rigodones famosos de Torre-Múzquiz.

Disuelta la Banda Municipal donostiarra en tiempos del director Rodoreda, Larruquert vino a vivir a Pasajes, ocupando aquí­ la dirección de la banda de la Musical.

Poco después –ambicioso, necesitado o inquieto– Pepe Larruquert ganó por oposición la plaza de director de la Academia de Música de lrún, yendo a vivir a la ciudad fronteriza. .

En Irún falleció hará cerca de veinte años. Sus hijos y restantes descendientes viven todaví­a en Irún.

Simón Vidart también fue músico de la Banda de Pasajes. Era muy conocido y popular en el pueblo. En los últimos años de su existencia –porque falleció, igualmente– ganábase el pan viajando algunas fábricas de licores. La progenie de Simón Vidart –el apellido permite sospecharlo– también debí­a de ser francesa.

Juan Valverde, gran entusiasta de la banda y presidente muchos años de la Musical Pasaitarra, tampoco está en este mundo.

Finalmente, Francisco Sinisterra vive –y que sea por muchos años — todaví­a en Pasajes, donde cuenta con innumerables simpatí­as, dedicado al negocio de su oficio de tonelero, en el que se llegó a emancipar, estableciéndose por su cuenta.

Observe el curioso lector que los cuatro personajes de la foto que glosamos tienen un puro entre los dedos. Era uno de los detalles clásicos de estos retratos de amigos y compañeros.

La foto está hecha en Irún, en un estudio que habí­a en la calle de la Iglesia, y seguramente en un momento de buen humor… pese a que los cuatro aparecen tan serios.