La Unión Vascongada, 1899-01-04
Anteanoche estuvo a punto de ocurrir en la bahía de Pasajes una horrible desgracia.
Pasaba en las primeras horas de la noche por el muelle nuevo un individuo envuelto en su tapaboca, cuando una ráfaga de viento, de ese viento huracanado reinante, que allí soplaba con inusitada violencia, le arrojó a la bahía.
La corriente era bastante intensa, el oleaje pronunciado y el peligro en que al pobre hombre se veía, imposibilitado de nadar, era inminente.
Por fin pudo desprenderse de algunas ropas y al cabo de algún tiempo asirse a los maderos que sirven de sostén al indicado muelle nuevo.
Allí permaneció mucho más de una hora, hasta que apercibidos los vigilantes de la sociedad le prestaron auxilio.
El infeliz se encuentra enfermo del susto y remojón sufridos.