Pasajes nº 10, 1936
Existe en Pasajes hace tiempo la inquietud, el deseo, la ambición, el algo que nos saque de este sopor en que estamos metidos desde hace unos años, en fin se trata de encontrar el verdadero carácter pasaitarra.
Nunca mejor ocasión que este año en que unos esforzados amantes del choko tras de muchos años de piruetear en busca del festejo magno por excelencia y máximo por atracción, por fin este año han conseguido llevar a cabo tal idea, este año habrá toros.
Siempre consiguió lo que se propuso, no hace muchos años su banda (la 33) era célebre en toda provincia, aquí se reunía lo mejor de la juventud de los alrededores, por fiestas sus corridas fueron famosas y aún se recuerda al Chucho, Machaco, Veneno y otros que tanto divirtieron al indígena y forastero.
No es alarde, es recordar que debemos ser consecuentes en nuestras iniciativas. ¿Recordáis los deportes al Español Pasaitarra (después Pasajes F. C.) al Pasayako Lagun Ederrak (campeón de España serie B). Recordáis la final jugada en Rentería en un torneo organizado por Lagun Artea? ¡Pues en gestas regateriles! ¿la marca de San Juan todavía imbatida? ¿Los años innúmeros que San Pedro trajo la bandera? ¿El Ateneo que en su año de vida consiguió desfilasen por su tribuna conferenciantes de primerísimo plano en la provincia? Todo esto pasó, pero no para siempre, sino que late y vive en el pecho de todos.
Hoy mismo, entre otras muchas sociedades destacan en Ancho el Círculo Mercantil e Industrial que trata con otras entidades como La Musical Pasaitarra y estos organizadores de los festejos taurinos de reverdecer y dar el ambiente que nuestro Pasajes pide hace tanto tiempo. Unos y otros manos a la obra.
A propósito de toros, y ya que ella nos lleva a trazar estas deshilvanadas líneas, hagamos un poco historia de este bello espectáculo, que es arte antes de fiestas o mejor diríamos la fiesta del arte de torear.
Nació esta fiesta en cuna de oro, sus mayores animadores fueron reyes y nobles que para solaz de ellos y distracción de la plebe festejaban sus hechos de armas alanceado toros y dando muerte calculándose fue por la reconquista los primeros años de su origen.
Algunos historiadores indican a el célebre Cid Campeador como uno de los primeros que ejercitaron este arte.
En sus principios y muchos años después consistió esta fiesta en citar al toro frente a frente, detenerlo, herirlo y desviarlo por delante del caballo, luego vino el quebrarlo, que consistía en que al llegar al toro con una ligera desviación del caballo pasaba el toro junto al estribo y entonces metían la lanza en la res.
Mil incidentes y formas nuevas vinieron a la fiesta imposible de enumerar en esta revista hasta que el primer Borbón, Felipe V, con sus gustos ñoños de la corte de Versalles abominó de los toros, dando entonces la nobleza de lado a la fiesta, más por adulación a su rey que por propia convicción.
Entonces fue cuando el pueblo español, lejos de perder la fiesta, la remozó naciendo el toreo a pié o de bis a bis. Francisco Romero, el de Ronda, fue quien perfeccionó el arte esperando con su muletilla al toro y matando cuerpo a cuerpo.
De la época de Francisco Romero fue Godoy, un caballero extremeño, Lorencillo, maestro del famoso Cándido, el famoso Melchor y el célebre Martincho con su cuadrilla de navarros inigualables capeadores y banderilleros.
Francisco Romero inventó la muleta, su hijo Juan con los suyos Francisco, Benito, y, sobre todo, Pedro, perfeccionaron la fiesta grandemente.
Costillares fue el primero que ejecutó la suerte del volapié y Martincho «el licenciado de Falces» como así lo llamaban por primera vez quien puso banderillas de dos en dos. Juan Conde introdujo la suerte de matar a toro corrido.
Tres formas de matar toros son legales y dignas. Recibiendo, a Volapié y al Encuentro. La primera (que no he visto) que fue la que inventó Francisco Romero, consiste en esperar al toro que venga corriendo y meter el estoque sin moverse; la segunda, el Volapié, que lanzó Costillares, es la ideal para toros aplomados, consiste en que el matador se vuelca sobre el toro sin que el bicho apenas se mueva de su sitio, y la tercera, de Manuel Conde, arrancan torero y toro al mismo tiempo y en el cruce hunde el estoque en los lomos del toro.
Escribiendo de toros se extiende el artículo y conviene cortar, no obstante diremos que hoy se torea mejor que nunca y que será muy difícil superar, y para los viejos dejaremos las suertes de matar y banderillear que hoy tan poco se aprecian, menos la primera que la segunda.
En fin, animadores de Pasajes, os diré como el personaje de Los Bohemios yo te empujo, yo te empujo, y no empujaba a nadie, pero sirvió su empuje quimérico para que triunfaran «sus empujados» y desde aquí eso os desea.
B. R. P.