Los Tres Pasajes, nº 18, 1969
Durante las pasadas fiestas de San Fermín y dentro del más riguroso secreto, la Sociedad La Armonía decidió «lanzar a la calle» una más entre sus graciosas y ocurrentes parodias.
Consistió ésta en un CIEGO VENDEDOR DE COPLAS, acompañado de un lazarillo «femenino» que complementó digna y salerosamente la misión de aquél.
El agrupo recorrió infinitas veces, cantando y vendiendo coplas, los lugares del distrito anchotarra que suelen estar más concurridos durante los sanfermines.
Y así, al tiempo que constituían un motivo de inocente y general diversión, por la gracia que encerraban muchas de las coplas, se recaudaron algunas pesetillas para los ancianos del Asilo de la Villa. Que no les vendrían mal…
Si el detalle humorístico tiene, además, una finalidad caritativa, es doblemente simpático. Así lo entendieron el vecindario de Ancho y los visitantes de fuera, que escoltaron durante toda una jornada a los ocurrentes y bienintencionados parodistas, cuyos nombres ocultamos a petición propia. Bien hecho, porque cuando la mano izquierda ignora lo que hace la derecha, las buenas obras tienen mucho más mérito.
¿No se repetirá este año la parodia del CIEGO DE LAS COPLAS?