Los tres Pasajes nº 3, 1945

Pasajes Ancho tiene, de un tiempo a esta parte, música todos los domingos.

Con tal motivo, la Alameda –en cuyo quiosco se coloca la banda– suele estar animadí­sima. La juventud anchotarra, a la que se une, en el culto semanal a Terpsí­core, la de otros pueblos vecinos y aun cierta parte, muy considerable, de la juventud de la Capital, está de enhorabuena.

La notable agrupación musical que dirige el incansable y entusiasta maestro Beteta es la encargada de estas semanales audiciones.

Ni que decir tiene que el distrito de Ancho sale sumamente favorecido con que la gente joven del mismo no vaya a buscar en otra parte lo que ya le dan en su casa. Lo contrario de lo que ocurrí­a antes, en que no se lo daban. La diversión honesta que proporcionan
estos semanales bailes públicos no deja de ser sumamente saludable para el cuerpo y para el espí­ritu del elemento popular.

No compartimos la opinión de quien, eternamente emberrechinado por un carácter avinagrado y envidioso de los ajenos éxitos, haya pretendido echar por tierra el mérito artí­stico de la banda que dirige el amigo Beteta diciendo que «no suena» y que para oirla bien «hay que acercarse mucho al quiosco».

Evidentemente que la agrupación del estudioso músico «renteriano» no es la Sinfónica que dirige Enrique Jordá. Ni lo pretende ni para el caso es necesario. Ni la modestia excluye, de ningún modo, la competencia para determinadas funciones.

La general opinión anchotarra, con cuyo beneplácito tienen lugar estos alegres festejos domingueros, suele aplaudir sin reservas la labor de los modestos músicos de Beteta.

Nosotros la aplaudimos también, del mismo modo que aplaudimos al joven alcalde, D. Carlos Yarza, por su decisión de que estas semanales reuniones de la Alameda continúen celebrándose. Tenga la seguridad de que semejante determinación ha sido un verdadero acierto y de que beneficia en alto grado a Pasajes Ancho.