Los Tres Pasajes, nº 16, 1958

AL CABO DE CERCA DE 60 AÑOS

Con tal motivo, su presidente, don Manuel Urra,
nos hace unas breves pero interesantes declaraciones
Todos conocen en. Pasajes la existencia, desde hace cerca de sesenta años, de la Sociedad de Socorros Mutuos «La Armoní­a».
En tan dilatado tiempo, «La Armoní­a» ha tenido sucesivos domicilios sociales, el último de los cuales era el Bar Mari, en el distrito de Ancho.
Pero «La Armoní­a», cansada de los mil inconvenientes que tiene, indudablemente, el vivir de prestado, acariciaba hace ya años la idea de poseer un domicilio propio. La idea llegó a constituir un sueño. Y este sueño, al fin, se ha realizado.

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El nuevo domicilio de «La Armoní­a» se halla en el bajo de la casa número 3 de la calle anchotarra de Blas de Lezo. Sus lo cales ocupábalos precedentemente el Bar Leizatarra, que con anterioridad se denominaba Bar Arquiri.
Ya tenemos a «La Armoní­a» en su casa propia, donde, con los brazos abiertos, recibe a cuantos amigos desean visitarla.
Amablemente invitados, tuvimos el gusto de ser dí­as pasados uno de ellos.
El nuevo domicilio de «La Armoní­a» es amplió, confortable, higiénico y dispone de todos los elementos necesarios para el desarrollo de esa fórmula de vida social tan moderna y generalizada en nuestra tierra vasca del «autoservicio».
Los socios de «La Armoní­a» pueden actualmente, con sólo acercarse a la «biblioteca», servirse una botellita de buen vino o de mejor sidra.
Disponen, asimismo, de una estupenda cocina, donde pueden confeccionarse las más exquisitas meriendas o cenas.
Tienen, asimismo, una magní­fica cafetera –que ella solita prepara el más aromático y cremoso café– y todos los restantes elementos propios de toda Sociedad bien organizada.
Y como, haciendo honor a su tí­tulo, entre los 200 socios de «La Armoní­a» existe la mejor armoní­a; y el nuevo nido socia rebosa de alicientes… ¡hay que ver cómo está de animado todos los atardeceres el transformado local del antiguo bar Arquiri!

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Terminadas las obras de transformación –que costaron alrededor de las 60.000 pesetas– pensaron los dirigentes de «La Armoní­a» dar a la inauguración el esplendor y solemnidad máximos.
La solemnidad inaugural tuvo lugar el domingo 20 de Abril del año que corre, y a la misma concurrieron, además de las primeras autoridades locales, representaciones de todas las Sociedades recreativas y culturales del distrito.
Bendijo los nuevos locales el virtuoso coadjutor anchotarra don Miguel Olaciregui, cuyo padre estuvo también afiliado a «La Armoní­a».
El acto fue tan breve como cordial, sirviéndose durante el mismo, según ahora es costumbre, un espléndido vino español.

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La Junta Directiva que ha hecho realidad aquel acariciado sueño de independencia social de «La Armoní­a» la componen los señores siguientes.
Presidente, don Manuel Urra Osés, que en Enero próximo cumplirá el cuarto año consecutivo de su mandato; secretario, don Benito Cortaberrí­a; tesorero, don Daniel Conde; contador-recaudador, don Marciano Conde; y, vocales, don Jesús Elvira, don Florencio Saralegui, don Gabriel Mezquita y don Juan Garcí­a.
Para todos ellos, nuestra más entusiasta y sincera felicitación.

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El presidente de «La Armoní­a», hombre entusiasta y de empuje donde los haya, no cree, sin embargo, haber llegado a tocar la meta de sus aspiraciones sociales.
En medio de su satisfacción presente, siempre piensa en el más allá y en dar un nuevo paso hacia adelante.
Por eso, nos decí­a hace unos dí­as:
–Yo no he de cejar hasta haber mejorado al máximo el beneficio de socorro a todos los asociados cuando estén enfermos. Como la vida tiene cada vez más exigencias, es lógico que tratemos de estar a tono con la vida misma.
Eso, en cuanto a los fines humanitarios de «La Armoní­a». Y en lo que se refiere al nuevo domicilio de la Sociedad, donde se han dado cita un cúmulo de aciertos difí­cilmente mejorable, ¿qué piensa usted, querido señor Urra?
–Que es preciso continuar trabajando para que este local sea el ideal en cuanto a comodidades y recreos, a fin de que el socio se encuentre en él como en su propia casa, y todaví­a mejor, si fuera posible.
En este orden de cosas, ¿cuál es su aspiración más inmediata?
–La implantación de un servicio de duchas.
Y de puertas afuera, ¿qué propósitos le animan?
–Que «La Armoní­a» colabore, poniendo en ello alma y vida, con todas las restantes Sociedades del pueblo, a fin de contribuir lo más eficazmente posible al fomento y mejoramiento de los festejos populares y recreativos.
Podrí­a decirme, a tí­tulo de curiosidad, ¿cuál es el socio más antiguo de «La Armoní­a»?
–Sí­, señor. Sin duda, don Ignacio Garbizu, uno de los fundadores, que tiene nada menos que 96 años. Por cierto, que su hijo, nuestro querido amigo Nicolás, sigue dentro de la Sociedad la tradición que aquél le ha señalado.
Para final, señor Urra, ¿tiene algo especial que decir para LOS TRES PASAJES?
–Nada, como no sea transmitir, por medio de sus páginas, el sincero agradecimiento de la Directiva de «La Armoní­a» a las autoridades en general por las facilidades que nos han dado en todo momento para el desarrollo de las actividades de nuestra Sociedad.

Lucio Ulia