Crónica local

AÑO 1920:
BUCEANDO EN EL PASADO ANCHOTARRA

Angel González Machain, julio 1972
Colaboración para prensa o para programa de fiestas, sin localizar.
Fotocopia de once folios mecanografiados. Lectura muy difí­cil.

Con motivo de las tan queridas fiestas de San Fermí­n, en nuestro txoko anchotarra, aprovecho la ocasión que me brinda mi amigo, el decano corresponsal de Prensa local, el bueno de Pepe Valverde, para exprimir mi ya un tanto cansada memoria, y para evocar recuerdos muy pretéritos de mi también lejana juventud.
Es muy posible que mi memoria no me sea leal, todo lo fiel que yo quisiera, y cabe la posibilidad de que existan algunos errores, tanto de nombres y apellidos como de cronologí­a, pero creo y espero que subsanaréis con vuestro buen criterio mis erratas, ya que mi propósito, al complacer a Pepe, es el de tratar de pasar la pelí­cula de lo que fue el barrio de Ancho en sus albores, para añoranza de los viejos y natural curiosidad de los jóvenes anchotarras.
Un abrazo,
Angelí­n

Y, allá va:

Cuatro cosas tiene Pasajes
que no las tiene San Sebastian:
Paco el cartero
la burra de Xantus
Goito el ciego
y el Café Naval.

Música y letra del inolvidable ciego Goito, Gregorio Martí­nez.

* * *
Son las casamatas de artillerí­a que en su tiempo sirvieron para la defensa de la entrada del Puerto de Pasajes, a unos metros solamente para arriba del caserí­o Istillu, el lugar más idóneo para nuestras correrí­as, un tanto por lo que para nosotros representaban de fantástico y misterioso estos lugares guerreros, como también, por lo histórico, al saber que en aquellos parajes, junto al caserí­o, existió un astillero donde se construyeron algunos barcos de la Escuadra Invencible. Este […].
En estos lugares nos encontramos con Motxo (Adrés Martí­nez Ledesma), Martí­n Zabala y yo, haciendo recuento de las manzanas que habí­amos «pispado» en el caserí­o Esnabide.
A Martí­n Zabala le llamamos Pelí­n por su cabellera color de zanahoria.
¿Cuántas tienes tú Pelí­n? Seis de libra, contesta.
Yo dos, dice Motxo, pero «quetxas». Pues bien; con las cuatro «txalacas» mí­as, hacen doce. Nos toca a cuatro.

Bajamos por la Cuesta del Mineral con nuestro botí­n y pasamos delante de la fábrica de harina de Ugalde y Cí­a, y llegamos frente a la casa del caminero, Sr. Pedrosa, padre de los famosos modelistas Juan y Germán. Seguimos delante de las casas de Cámara donde viven, entre otros, el Sillero, Sr. Aguinaga; el Sargento de Miqueletes Sr. Berasategui; el también Miquelete Sr. Urtasun, padre de nuestro muy buen amigo Evaristo; los Otero; el matrimonio Muñoz Regueiro, padres de nuestros amigos Paco, Luis y Enrique. Vemos al sastre Puértolas, en la puerta de su establecimiento, hablando con un, suponemos, cliente. Me fijo que D. Manuel Marfull, mi maestro de dibujo, viene por la acera, pero me escondo. Tení­a la «piperra» sobre mi conciencia y no la querí­a tener sobre mis huesos. Pasé agachándome junto a la terraza. Peligro salvado.

Desde el puente sobre la rí­a «Marea Alta», contemplamos toda la Calle del Muelle con su famosa grúa al fondo, y más al fondo todaví­a, el puente del tranví­a de la frontera.

Las «Diez Casas» la constituyen una manzana (de casas), cuyas fachadas dan a la Calle Mayor, Cristina Brunetti, Magdalena y a ésta de la Calle del Muelle, junto a la que nos encontramos. «¡Adiós!», nos dice Mait[…] desde el tranví­a que va en dirección a Renterí­a. «¡A la tarde entrenamiento!», nos grita.

En esta calle, en la esquina, la imprenta de las hermanas Bermejillo; la sastrerí­a de Cortés; la zapaterí­a de Roldán, padre de nuestro buen amigo Paco, el cartero del cantar que encabezan estas lí­neas; D. Félix Echenique, que me salvó la vida un dí­a en que bañándonos me tiré con corchos desde el puente del tranví­a, y claro está, se rompieron, no los corchos, pero si la cuerda. Yo no sabí­a nadar. Me salvó. Gracias.
Un poco más adelante el […]este (Sociedad la Veneciana). Era de carácter recreativa, donde muchos anchotarras, entre ellos mi padre, daban representaciones teatrales, cine, bailes, para los familiares. El nombre degeneró en «el Venecia».

Seguimos por la Calle Mayor. En la fachada de las Diez Casas que da a esta calle está la ya citada imprenta de las Hermanas Bermejillo y en esquina opuesta la taberna de Pedro Beltxa.

Seguimos andando por frente al solar de Garcí­a y llegamos a la casa de Sarasua, con su tienda de Zapaterí­a, a cuyo frente está Dominguí­n, y al cruzar la calle de San Sebastián… ¡Cuidado! ¡Burro! ¡Pues no te fastidia! Por muy poco no nos ha pillado con su carro de mulas. ¿Quién es? Quien va a ser, Campino, dice Motxo.

En la esquina (tienda de la esquina), está como siempre, Pepe, el de los periódicos, hablando con Pincho el maquinista de la grúa del puerto, con su correspondiente y tradicional ramita en la boca, de donde procede su apodo. La tienda es del Sr. Arregui y en el primer piso de dicha casa vivieron mis abuelos en algún tiempo que no conocí­, pero mi madre me cuenta que solí­a pescar desde el balcón del patio, y que además tení­an patos que algunas veces se les escapaban hasta Averneta. Solí­a pescar en lo que actualmente es el Patio de la Cochera. En el bajo de la casa está la sidrerí­a de Pepe Txiki.

Siguiendo, el Bar Berdasco, propiedad de D. Rafael Berdasco, padre de mis amigos Pepe, Luis, Manolo, Marichu y Gregorio.

Más adelante está el establecimiento de la Sra. Vda. de Beldarrain, en cuyo bajo estuvo el local del Pasayako Lagun Ederrak.

Sigue la peluquerí­a de Julián Leunda, Minuto, y después el establecimiento y estanco de Unanue.

Rematando esta fachada a la Calle Mayor y en la esquina con la Calle Don Fermí­n de Lasala, la carnicerí­a de D. Fidel Sancho, cuyo descendiente es el siempre simpático Joxe Errexil. En el piso primero viven los señores de Valverde, y en el segundo los señores de Arbona, Viles, etc…

Nos tropezamos con Antxon Mokollo (D. Antonio Aspiazu), padre de la Sta. Ester, profesora de piano, el cual nos dice «¡Voy a Papin!», porque me ha dicho Juanito Mitxeri que va a empezar una sidra […].

En la esquina entre las Calles Mayor y D. Fermí­n de Lasala está la caseta de venta de verduras de la Sra. Vda. De Labarta, La Rubia, madre de nuestros amigos Amadeo, Pepe, Valentina y Balvina.

En los barracones que hay a continuación está la zapaterí­a de Fermí­n el Zapatero (D. Fermí­n Bueno), padre de nuestro siempre querido Paco Bueno; la tienda de la Catalina, a continuación. Catalina se lleva muy bien con La Rubia a pesar de ser competidoras con las verduras. ¡Son muy buenas las dos!

En la casa contigua (¡cuidado el tranví­a!) a los barracones, la farmacia de Lasagabaster, D. Pedro. Esta farmacia, tengo alguna idea que fue anteriormente de Salgado. Ahora está como boticario D. Vicente, siempre servicial y bueno (¡cómo le hacemos la pelotilla por si nos tiene que curar alguna de las tantas pedradas, que en la guerra contra los de Buena Vista, nos obsequian algunas veces!); es nuestro hospital de urgencia. ¡Gracias a D. Vicente!
En el bajo de la farmacia existió, (no he conocido) la primera iglesia del barrio de Ancho, donde algunas veces daba misa el padre Lanchón, de la comunidad que está en San Juan. A este padre sí­ lo conocí­. En el primer piso vivió D. Constantino Echarri, alcalde de Pasajes. Sus hijas Conchita y Rita muy simpáticas ambas.

Continuando en dirección a San Sebastián, la tienda de la Sra.Vda. de Zabala con sus hijos, amigos nuestros, Maria Luisa, León, Nicolás, Gloria y Pelí­n, nuestro inefable amigo de correrí­as. Encima, en el piso, las oficinas de La Luz, regentadas por el Sr. Guezala.

En la siguiente casa, creo que es propiedad del Sr. Imaz, el Banco Guipuzcoano, hace poco, porque antes estuvo una carnicerí­a. En el segundo piso hubo un conato de Casino.

Continúa la casa de la Panaderí­a Vieja, propiedad, creo también, del Sr. Imaz. La Panaderí­a Vieja de D. José Martí­nez, con su esposa Dª. Guadalupe Ledesma y sus hijos Valentí­n, Martina, Angelita, Andrés (Motxo, Paquito (Cacatx), Marichu, Pepe y Lupe. Llevan un negocio muy próspero, muy bien ayudados por el […].

Sigue en el turno la casa de Nolla [lectura difí­cil], tienda de ropas y chucherí­as de señoras, siendo el mencionado señor oriundo catalán. Este señor tení­a las más diferentes figuras, tení­a una cantidad enorme de ellas y en su testamento dejó un legado en el cual dejaba un bastón y un puro para todo aquel que asistiese a su entierro (mayores, se entiende). Su hija Pepita, es una catamañanas [sic] con su carácter alegre y dicharachero, así­ como muy guapa.

En el piso primero de esta casa viven mis abuelos maternos, Francisco Machain y Teresa Oruezabal, con mis tí­os Ángel y Gloria. Esta es telefonista de la Central de Buena Vista. En las bodegas, debajo del bajo está la peluquerí­a de la Sra. Vda. De Ernesto Tizón.

Siguiendo nos encontramos con la casa del Alpargatero, siendo la peluquerí­a de Gregorio el primer establecimiento de esta fachada, continuando la taberna de José Alpargatero (no recuerdo el apellido). En los bajos tení­a la sidrerí­a.

Mira Motxo, Tornazos y Medina discutiendo como siempre, parece que se comen, pero no pasa nada. Son un par de buenazos, pero genio… ¡tienen! Viene detrás de ellos, bajando de Buena Vista, Dorronsoro el Miquelete (Garrafion).

La casa de la esquina es de D. León Igarzabal, cuya casa tiene una tienda en la misma esquina. En esta tienda suelen tener en unos cajones silos las legumbres, muy bien preparadas y limpias. Nuestro placer cuando vamos a la tienda es coger puñados de una caja y los vertemos en las otras, mezclándolas. Sus hijas Marichu, Aúrea y otra que no recuerdo el nombre, nos solí­an armar buenas trapatiestas. Miguel José, el hijo, era de los nuestros, y se entretení­a como nosotros.

Seguimos andando y a nuestra derecha está el bar del Kaiser (Sr. Oyarzabal), y en el mostrador, Txitxili.

A la izquierda está la carnicerí­a de Roque Alday, José Trapux, y enfrente, en la otra acera, está el estanco de la Isabel. Frente de este estanco está la fachada de los almacenes de Imaz, donde hay una puerta en cuyo lugar vemos a Gregorio Kinter y Gagarrin. Claro, no llega el carro para llevar aceite a la estación. Están nerviosos.

En el lado de Alza, la casa que en el bajo tiene la escuela la señorita Jesusa Salgado, hermana de Julio Salgado Boticas. Arriba viven los hermanos Velasco. En la casa colindante, que creo que es de los propietarios del […] este señor especialista en el forrado de garrafones.

Enfrente de esta casa está otra, que no se de quién es; en el bajo está el Café Royalty, y en los pisos superiores viven las familias de Zala y Trecu. Los Zalas son muy conocidos por futbolistas y músicos. La familia Trecu, con Dª Justa la Coja, Juanita, Txatur, hijas de la anterior. Muy buenas personas todas ellas, Zalas y Trecu.

Desde este lugar veo la fachada posterior de la fábrica de Discos Pathé y el caserí­o Escalantegui.

Más adelante está la casa de las Monjas (donde luego fue el Bar del Molinero, Sr. Galardi)

Ahora me acuerdo que tenemos que volver a la calle Magdalena, ya que tengo un recado para la de Potxono, que me ha dado mi madre.
Estamos en la calle Magdalena; en esta calle el dí­a de la onomástica de la Santa, o sea Santa Magdalena, toca el txistu Xantus y hay «baile a lo suelto» hasta la hora del Angelus.
Nos encontramos con Goito el Ciego, el del cantar, que va con su cabra Tximina y su perro, a pastar al camino de San Marcos.
Entrando en la calle y a la izquierda, está el almacén de aceite y cafés Imaz, y a continuación la casa donde dicen que nací­ yo, en el segundo piso. En el segundo piso vive el pimentonero y la Sra. de Torres, el Huiro, etc. Y en el bajo esta instalado el Centro Obrero. En la casa lindante está el Café Naval de D. Manuel Lores […], padre de nuestros amigos Jaime y Pepita.
«¡Qué casualidad!», me dice Motxo, «¡No suena el organillo de manubrio!» «Claro», contesta Pelí­n, ayer unos yonis lo descompusieron y casi se lo llevan; pero ya han llamado a Txirinchinchí­n.
En el piso primero viven los de Amiama, Motxono (aquí­ traigo el recado), Salgado, Cabezón, etc.

Vemos de frente la otra acera, que comienza con el Bar Royalty de los señores de Miguélez, y a continuación la tienda de Berroa, seguida de la carnicerí­a de Zubiri, y la casa Inchaurrondo, donde vemos a nuestro amigo Fermí­n, que está muy «negro» porque su padre no le deja salir. Pasa a nuestro lado Teodosio Viñaspre, El Buzo, más campante que el Cid.

Nos acercamos a la encrucijada entre las calles Magdalena y Fermí­n de Lasala […] que pululan por aquellos andurriales.
En la fachada de la izquierda de la calle D. Fermí­n de Lasala vemos los talleres de tonelerí­a de Zabala, y a la derecha el taller de carpinterí­a de D. Bibiano Artola.

Estando parados en esta encrucijada, vemos desde allí­ la entrada principal de Discos Pathé; la licorera de D. Constantino Echarri y el improvisado campo de fútbol, en la campa frente a «Discos».

Seguimos por la calle Magdalena, y a nuestra izquierda, y junto a la carpinterí­a de Artola, está el taller eléctrico de Matute; y en el bajo de este taller las cuadras de los bueyes de Jangoicua.

En el resto de la calle a nuestra derecha, frente a la estación del «Topo» hay un solar. En la izquierda (caminamos en dirección a la Marea Alta), el Patio de la Cochera, lugar este ideal para nuestras barrabasadas. Lo puede decir D. Pedro Landa, que tiene sus almacenes de albañilerí­a; con los tablones de Landa, los dí­as que hay inundación, solemos hacer regatas… y luego cross. A este patio dan las fachadas de la cervecerí­a de D. Vicente Cortajarena, las sidrerí­as del Campanero y Badiola, las bodegas de la taberna de Beldarrain y Bordazar y… otra sidrerí­a, la de Pepe Txiki.

En este patio se suelen celebrar las becerradas anuales, por fiestas. El cierre de la misma se hace por medio de bocoyes cedidos por Otaegui Hnos., que además cooperaban llevándolos desde el almacén a la plaza y colocándolos. ¡Cuánto sudan Patxi y Pedro! Pero no menos Malacatones. En la parte superior de los bocoyes se colocaban tablones atravesados, éstos cedidos por Landa, Turquety y Xumai. En la esquina habí­a un quiosko de Trifón Berroa, y lo cedí­a, sólo para poner, los dí­as de becerrada, el cartel de «NO HAY BILLETES». Claro, eran gratis las demostraciones del buen toreo de Machaco, Chucho, Ceballos, Machain (Angel) y de Veneno. Minuto era puntillero desde la casa de Berdasco, siendo Roque Alday el que apuntillaba de verdad.
Solí­a generalmente correr la llave Jotxe Errexil en el caballo de D. Fidel Sancho. Las mulillas eran cedidas por Cortajarena el cervecero y por la casa Dalmases, fábrica de licores de Buena Vista, haciendo una pareja ideal ambos caballos. Digo «solí­an» porque hace ya dos años que no se celebran. Dicen que no hay pasta. Bien, será verdad […].

Cruzamos la calle de San Sebastián y a nuestra izquierda la casa de la Panaderí­a Nueva y a la derecha los almacenes de vino de Otaegui Hnos. Seguimos andando y a continuación del almacén de vinos hay un solar hasta llegar al taller de Maya y Rogi, caldererí­a. A continuación de la Panaderí­a Nueva, en la otra acera y hasta la calle Cristina Bruneti, es un solar de la Sra.Vda. de Garcí­a, madre de nuestros amigos Olegario, Miguelón y sus hermanas (cuyo nombre no recuerdo).

Nos encontramos en las Diez Casas, en la fachada de la calle Magdalena, donde viven Penka y su familia, La Catalina, Campino, la familia Zabaleta (grandes pelotaris Manuel y Joxe), Paco Viles y otros. Al frente de esta mano de la calle hay un solar que llega de la calle Cristina Bruneti hasta el Venecia. A continuación ¡la grúa de nuestros pecados! en la orilla de la Marea Alta.

«¡Mira Motxo, el carro de Garrote. Vamos a montarnos!». Nos subimos en la parte de atrás. Nos ve Garrote, pero es igual, es el mayor amigo de todos los chavales. Llegamos hasta la taberna de Pedro Beltza, ya que tienen que descargar unos garrafones, y se supone, que «a soplar».

«Me han dicho que están rellenando para hacer el campo de fútbol cerca de Averneta», le digo a Pelí­n. «He visto que están montando vagonetas desde la cantera», contesta. «¡Vamos a ver!», dice Motxo. Pues andando hasta Averneta.
La carpinterí­a de Joxe Mari El Kuku está en la fachada de las Diez Casas, y vemos al bueno de Joxe Mari discutiendo con la Joxepa, su mujer, ¡allá ellos!, ya sabemos cómo las gasta.
A Joxe Mari el pueblo de Pasajes le debe el agradecimiento por la cantidad sin número de salvamento de chavales, hechos por este señor en la Marea Alta.
En los pisos sobre la carpinterí­a de Joxe Mari vive la familia de D. Policarpo Abalia, siendo sus hijos Ricardo, Joaquí­n y Félix. Este Félix es mi í­ntimo amigo. Serio, bueno, servicial y sincero. Vive también la familia Sinisterra, y son condiscí­pulos mí­os Pepe Txirrinus y Valentí­n.
La tienda de la familia Dallo (Vda. de) está continuación, siendo […] la Caldererí­a de Maya y Rogi y en el solar de la izquierda, dice Motxo, que Otaegui va a edificar.

Pasamos bajo el puente de la frontera y a nuestra derecha está la casa de Joxe el Alpargatero, que tiene sidrerí­a en el bajo; una de las fachadas de esta casa es la que hace pared izquierda del frontón. En dicha casa viven mis amigos Félix Rodriguez Máquinas, como también las familias Achucarro, Conde, Puértolas y el inefable Taquito.

Continúa la fachada posterior del frontón, con su puertecita que da acceso al mismo a toda la chavalerí­a de la escuela Viteri, que está lindando a nuestra aula, precisamente. Vemos en este momento que D. Antolí­n Muelas, nuestro maestro, está hablando con la Sta. Polpol. Dicen que nos va a regalar un balón. ¡Aupa!
A nuestra izquierda todo es solar, hasta las casas Baratas. Sigamos adelante.

Después de la escuela Viteri está el paso al sotechado, donde cuando llueve nos cobijamos, en el recreo. Pero me parece que por muy poco tiempo, ya que dicen que van a poner el mercado. El sotechado está adosado a la fachada lateral de la Iglesia y por lo tanto nos encontramos en la posterior, donde Xumaya está empezando con la casa cural.

En frente donde nos encontramos están las Casas Baratas, con la alpargaterí­a de Apezteguia. En estas casas viven las familias de Arturo Bautista, Puértolas el sastre, la hija de Berroa, casada, y Crespo. Antonio, Manolo y Tximina son también de nuestra cuerda.

Casi adosada a la fachada lateral derecha de la Iglesia y con una anchura aproximada de unos ochenta metros, hay una ureona [sic], (lago), pero sin cisnes y sí­ una cantidad enorme de porquerí­as… y ratas. «¡Que te parece, Motxo, rellenando esto el dí­a de mañana, vaya alameda y mercado que se podí­a hacer!»
Sí­, ha oí­do que se va a rellenar… pero ¿cuándo? Pero tener en cuenta […] ya se ha empezado. […] está rellenando las marismas […] de Molinao, donde antes habí­a un puente de madera […]

[…] el Cojo, Esteban y Miguel. Pepe era mutilado de una pierna, que la tení­a «de palo», pero… ¡Vaya tí­o bailando a lo suelto, cuando para girar lo hací­a sobre el eje de la pata!

Siguiendo esta dirección nos encontramos con la casa del Chimbo, del Sr. Sanz, y luego la de Garibaldi.
Txirintxintxin, el curalotodo de los hogares anchotarras, blanquea, es carpintero, arregla relojes, sierra leña, jergones, colchones… y nos dice, al encontrarnos, que su verdadera especialidad es el blanqueo, porque tiene una caña muy larga… se comprende ¡es tan pequeño y contraecho!… Pues, duro con la caña.

No llegamos al caserí­o de Chapas, pero vemos a los hermanos Elí­as, Ignacio y Paquito que están ayudando al bueno de Martí­n Chapas, su padre, a limpiar unas barricas.

Damos la vuelta, y es la taberna de Averneta la que está frente a nosotros. Al costado la sidrerí­a donde vemos a Joxe Padre, Antonio, Julián Elizalde, Potxono y Antxon Mokollo. Este hace una etapa antes de llegar a Papin. Siguiendo por esta mano está la casa del Sastre, así­ denominada no sé por qué, que forma esquina con la cuesta de subida a Alza.

En la otra acera del frente está la llamada casa del Chimbo, con su tienda en el bajo; es del Sr. Sanz, oriundo catalán.

En el callejón que forma con la casa del frente está la chatarrerí­a del Sr. Lafourcade, siendo sus hijos Bernard (gran corredor pedrestre), y Luis, conductor de uno de los carros de la flota de Campino.

Siguiendo calle adelante se encuentra el bar de Antonio ¿?, la imprenta de la Sra. Vda de Ribate y un poco más adelante el estanco de Zubi[…], donde al mismo tiempo es tienda de comestibles.

Hemos llegado a la calle Renterí­a, donde al fondo de la misma, está la tienda de […], la cuadra de Fermí­n Sancho (Garrote) […] siguiendo por el mismo lado los talleres de D. José Mendia, y más adelante los tallares mecánicos de Dam[…].
[…]

Bordeando la charca o lago anteriormente descrito, llegamos frente a la Iglesia, que es de reciente construcción, y que por cierto, se desplomó parte de la misma durante el perí­odo de obras.
D. Francisco, el párroco, se pasea charlando con D. José, el coadjutor, por el atrio de la Iglesia.
Frente por frente tenemos a la casa de La Marta, bar y sidrerí­a, de donde son mis amigos Manolo y Fermí­n.
Vemos a pasar a nuestro lado a los médicos Ignacio Casares y a D. Enrique. Me dice Motxo que van de consulta a casa de Tardí­o, por estar éste con una pulmoní­a ¡¡de órdago!!

Frente a la alhóndiga Maiza y Xantus, acaparadores de todos los cargos municipales: son alhondigueros, pregoneros, alguaciles, barrenderos, txistularis, etc… De sereno tenemos a D. José Alday, padre de nuestros queridos amigos Marichu, Juanito, Pepita y Paquito.

Seguimos andando y llegamos frente al Bar Echenique, en el edificio de D. Mariano Arrieta. Vemos muy remangada limpiando mesas a La Sinfo, siempre tan hermosota. Enrique Zaldua es el barman, siendo la mano derecha de Tí­o Félix, como también es el operador de cine, porque no habí­amos dicho que los domingos daban sesiones de cine y el resto de la semana, sala de billares. Sobre el cine está la Sociedad Unión Artesana.

Más adelante nos encontramos con el edificio de la Cooperativa de Toneleros. Tiene tienda de comestibles y bar. Este lo regenta la Sra. Vda. De Ferré, con sus hijos Felisa, Ricardo, Paco y Luz.

Pasamos bajo el puente de la frontera y seguimos en dirección a la estación (estamos en la calle San Sebastián), a nuestra derecha el almacén de vinos de Otaegui Hermanos. Más adelante la Panaderí­a Nueva del Sr. Linazasoro (Francisco), y la linternerí­a de D. Pedro Lapazarán está a continuación, llegando nuestro periplo hasta la zapaterí­a de Sarasua. De frente la Estación del Norte.

¡Bueno! Hasta la tarde… que tenemos entrenamiento los del Unión Txiki. «¡¡No!!», dice Motxo, «Yo creo que es mejor ir a montar a la burra de Xantus».

¡Vaya latazo!