Los Tres Pasajes, nº 8, 1950

Cómo nació y fue creciendo en la Villa la afición al fútbol

La suprema aspiración de nuestros aficionados, tener un terreno de juego propio, será muy pronto un hecho palpable
Con el fin de aportar a esta revista los datos futbolí­sticos Correspondientes al desarrollo de esta actividad deportiva desde sus principios en esta Villa hasta el momento actual, nos entrevistamos con D. Juan Manrique Alzuru, Presidente del C.D.Pasajes quien, con su habitual cortesia, se presta a contestar a las diversas preguntas que le dirigimos.

—- Dí­ganos, Sr. Manrique; ¿cuándo se inició y de qué forma, esta especialidad deportiva en Pasajes?
—- Concretamente, no puedo precisar año; sin embargo, recuerdo que el fútbol, en Pasajes data de la misma época o muy aproximada que en San Sebastián e Irún, donde funcionaban el «C. Ciclista», posteriormente Real Sociedad, y el «Rácing» y el «Sportí­ng», posteriormente fusionados ambos en el actual Real Unión.
—-¿Cómo se titulaba el club pasaitarra de entonces?
—-No tengo idea de que llegara a constituirse ninguno; sin embargo, como le digo, se practicaba el fútbol entre las peñas de las juventudes y siempre estaban dispuestas éstas a los requerimientos de las tripulaciones de los barcos ingleses que, de vez en cuando, recalaban en nuestro puerto; a tales efectos, se agrupaban para constituir un equipo que les presentase batalla, y precisamente por ser un juego de importación inglesa, estos partidos serví­an de enseñanza a nuestra juventud, y cuyo fruto ha servido para destacar en esta especialidad a un nutrido número de elementos que actuaron en equipos de primera categorí­a: Lucio Valverde, Olegario Garcí­a, Manolo Huércanos, Fermí­n Sancho, Vicente Echení­que, Amadeo Labarta, Miguel Ayestarán, Valentí­n Gual, Julio y Luis Marí­n (Laórdiga) etc. En este grupo hay varios que han figurado como internacionales y pre–seleccionados, más otros que no han desmerecido ante los anteriores y que, por conveniencias particulares, se consagraron exclusivamente a los equipos del pueblo y de San Sebastián, siendo estimadí­simos por la afición guipuzcoana, y cuyos nombres quiero resaltar también: Casimí­ro Zubí­ri, Paco Ferrer (Pelí­n), Esteban Salazar (Mochelí­n), Emiliano Zozaya, Julián Elizalde, Jacinto y Pepito Zala, Valentí­n Martí­nez (Caballo), Tomás Mendí­a, Guillermo Barbeito, etc.
—-¿Puede Vd. decirnos quiénes jugaron con los ingleses y en qué terreno tení­an lugar aquellos partidos?
—-A pesar de mi corta edad en aquel entonces, todaví­a recuerdo que se jugaron uno o dos partidos frente a las Escuelas Viteri, lugar que hoy ocupa el cine Moderno y otros en la campa donde hoy existen los edificios de las casas Bianchi y Liceaga; previamente, estos terrenos, rellenos de escombro procedente de los túneles de los F.C. de la Frontera, fueron explanándose con «escarvilla» que se traí­a en vagones facturados procedentes de la Papelera Española de Renterí­a. Como verá, este sacrificio delata una afición desinteresada a esta especialidad del deporte. De los muchos que competí­an en aquellos partidos recuerdo a José Manuel Alcorta, Manolo Huércanos, Antonio Berroa, Ví­ctor Aucha, Ramón Azurmendi, Pepe y Ricardo Valverde, Manolo Zala, Temprano, Julio Sailgado, Victoriano Garcí­a, Pedrucho Anabitarte, etc.
—-¿Cuál fue el primer Club, vamos a llamarlo, fundado en serio?
—- El «LUCHANA PASAITARRA», el acuerdo de cuya fundación fue tomado en una reunión celebrada en los arcos del puente del tranví­a de la Frontera, junto al que ocupaba, como vivienda, la familia de (lamento no recordar su apellido) «Simelevanto». Desde luego y a pesar de las muchas trastadas que continuamente le hací­amos, no recuerdo que llegara a levantarse alguna vez. Relacionado con la fundación de este Club, nos ocurrió un caso que merece la pena de recordar. Entendiendo uno de los fundadores, Nicolás Zabala (El Chato) que los arcos no eran lugar de rango para domiciliarse el Club, ofreció, sin contar con el asentimiento de su madre, la Sra Lucí­a, una de las barracas propiedad de dicha Sra., enclavada junto a otras que serví­an de fruterí­as, etc., lindantes al edificio de la farmacia del Sr. Salgado. Reunidos en dicha barraca para proceder al nombramiento de la junta directiva y en el preciso momento en que estábamos liados con el escrutinio, irrumpió violentamente en el local la Sra. Lucí­a, armada con una respetable estaca; y no vea Vd la que allí­ se armó. Desde luego, no lo hizo mejor el General Paví­a en su famosa disolución de las Cortes del 74. Después, tuvimos que volver a nuestro primitivo local, y allí­ quedó nombrada la junta directiva, compuesta por Trino Berrea, Martí­n Viles, Manolo Tubias juntamente conmigo y otros más que no recuerdo…
—-¿Componentes del equipo?
—-Manolo Zabaleta que, de no haberse dedicado a la pelota, hubiera sido el mejor portero de España, después Felipe Viles (q. e. p. d.), Nicolás Zabala, Canario, N. y J. Urquijo, Zala (Chalaparta), Garay, A. Cobos, Miguel Garcí­a, Emiliano Zozaya, etc.
—-¿Éxitos?
—-Muchos. Este equipo fue el gallito de Amara y Ondarreta; claro es que estos éxitos no se debí­an al entrenador que en aquel entonces no se estilaba, y sí­ únicamente al ánimo que producí­an los Himnos compuestos por nuestro gran Trino Berrea y las famosas e imponderables crónicas del gran Manolo Tubias. Servirá de alegrí­a recordarles algunas estrofas a más de uno de mis contemporáneos.
Escuche y anote el himno al «LUCHANA PASAITARRA»:

Vamos juntos, en el tranví­a,
con entusiasmo para ganar
el partido que en Amara
dentro de poco sé va a jugar, se va a jugar…
Ya llegamos a la estación;
nos bajamos del tranví­a
toda la gente nos mira,
y nos aplaude la mayorí­a…

Escuche ahora la CANCIÓN DEDICADA A MANOLO TUBIAS:

El gran Tubí­as es un cronista
que ve partidos de larga vista…
Cuando el «Luchana» jugó en Amara,
estaba en casa jugando a la rana…

Comprendo, como Vd, que no riman; pero sus razones tendrí­a Trino Berrea para componer estas mal hilvanadas estrofas…
¿Cuál fue el primer Club federado?
–Entre los años 1918–19 nació el «Unión Anchotarra» para desaparecer el antes mencionado «Luchana Pasaitarra», Aunque los éxitos deportivos de este Club fueron buenos no fueron iguales los económicos, toda vez que la no disposición de campo propio impedí­a ingresos para compensar los desplazamientos. De esta forma, la imposibilidad de estimular a los jugadores, obligó a sus mejores elementos a desplazarse a otros equipos de la capital, tales como el «Español», el «Esperanza» y el “Deportivo Luchana” donde por razón de su mejor postura económica, les agasajaban de forma que al «Unión Anchotarra» le era imposible. Posteriormente, desaparecido este Club por los motivos que le he referido y al brote continuo de nuevos elementos, con la singularidad de que este pueblo nunca ha dispuesto de término municipal para señalar un lugar donde entrenarse, surgí­an jugadores a base de adquirir sus conocimientos ensayando en las calles, plazuelas y otros lugares llenos de obstáculos, además de la continua persecución de los alguaciles, (digo esto en el mejor sentido) puesto que es de comprender que estos cumplí­an con su obligación. Como le digo, a base de estos chicos, se fundó el «Español Pasaitarra» de también lucido historial, siendo este absorbido posteriormente por el «Pasayako Lagun Ederrak», fundado en principio para actividades regateriles y luego ampliadas a las futbolí­sticas. Este Club, como es sobradamente conocido, logró los mayores éxitos deportivos, siendo el más importante de ellos el Campeonato de España serie «B» en la temporada 1926–27 por cuyo triunfo pasó a ocupar puesto en la temporada siguiente en las competiciones de la serie «A», máxima altura de las competiciones de fútbol.
¿Recuerda Vd. el equipo que jugó aquella final?
–El siguiente: Zubiri, M. Garcí­a, Julián Elizalde; Emiliano Zozaya, Esteban Salazar (Mochelin) Tomás Mendia, Guillermo Barbeito, Manolo Echeverrí­a, Valentí­n Gual, Valentí­n Martí­nez (Caballo), Pepito Zala. Como detalle curioso le diré que todos los componentes del equipo reseñado eran naturales de Ancho y Buenavista, y bautizados todos ellos en la iglesia de San Fermí­n. Como he dicho antes, a la temporada siguiente compitió en la serie “A”, desgraciadamente con muy poca fortuna, motivo que sirvió para entorpecer la buena marcha del Club y acabar con la vida del mismo.
¿A qué achaca Vd la corta vida de este Club, después de haber llegado al máximo puesto?
–Le voy a contestar sin el menor ánimo de herir susceptibilidades: a la falta de competencia de las directivas que se sucedieron.
¿No le parece duro, Sr. Manrique lo que acaba de manifestar?
–Duro, no; muy duro; pero las palabras que he pronunciado están al servicio de la verdad. Y soy de opinión que los puestos de una directiva deben recaer en hombres dotados de gran espí­ritu, libre de toda influencia producida por la morbosidad de los elementos que nunca faltan, desgraciadamente, y que son los que producen los entorpecimientos en la buena marcha de un Club.
¿No provendrá el mismo mal de parte de los jugadores?
— Si, señor; pero estos tienen mejor solución, puesto que mientras a los antes referidos no se les debe dar beligerancia, dejándoles que recurran a donde corresponda a que exponga los motivos de sus censuras etc., a los otros se les debe cortar por lo sano, sin perjuicio de que se trate de un imprescindible; estas determinaciones, que algunas podrán interpretar como draconianas, repercuten notablemente en beneficio de la armoní­a entre los mismos jugadores y la buena marcha del Club, que es lo único que debe interesar.
¿Cómo ve Vd. el porvenir del Club que preside?
— No es necesario apelar a profecí­a alguna, puesto que en este caso se trata, como se suele decir, de habas contadas. No faltándonos, como hasta ahora, el apoyo moral y económico de nuestro Ayuntamiento, la Casa Luzuriaga, Bianchi, omito dar más nombres porque se harí­a interminable la lista, preveo un porvenir satisfactorio; y si a ello unimos la construcción del campo, tengo la satisfacción de adelantarles la noticia de que transcurridas nuestras fiestas patronales, se procederá a la compra del terreno para, inmediatamente, gestionar de los organismos oficiales los créditos necesarios para su construcción; con ello habremos conseguido la aspiración suprema, de la afición de Pasajes.
Muy particularmente la suya, ¿no es así­?
–Sí­, señor. Puede Vd. asegurarlo; me siento impaciente por ver realizado este Campo de Deportes, donde han de adquirir conocimientos en esta especialidad tantos y tantos muchachos de la localidad, con la única satisfacción, por mí­ parte, de que sus nombres lleguen a enaltecer este Pasajes, joven, por su formación y viejo, por su abolengo futbolí­stico.