Pasaia 2 zenb., 1986

A los que tienen la suerte de ser muy jóvenes quizá no les diga demasiado el nombre de Jose Mari Martí­nez, pero en la mente de muchos estará todaví­a la imagen de aquel resolutivo defensa central de la Real Sociedad desde la temporada 1963 hasta la 1975-1976.

De estas temporadas como jugador de la Real Sociedad, tres fueron en Segunda División para en la cuarta, 1966-67, ascender a la Primera División y permanecer en activo hasta la temporada 1975-76, que deja la actividad en los campos para pasar al equipo directivo.

Recordaremos que durante varias temporadas actuó de capitán, haciéndose acreedor a la siguiente opinión: “Reúne en su persona dos caracterí­sticas que deben caracterizar a un capitán: vinculación al club y dotes de mando”.

Tras esta breve introducción pasamos a formularle una serie de preguntas:

Dime cómo y cuándo fueron tus primeras patadas a un balón, digamos, medianamente organizadas.
— Yo creo que, como la gran mayorí­a, en el campeonato de Pepito Iturgaiz, pasando posteriormente al campeonato playero, dándose la circunstancia de que, como no llegaba a la edad mí­nima exigida, jugaba con una ficha de mi primo Manolo para poder llegar a la edad.

¿Y una vez de superar esa primera época?
— Durante dos años, al no existir en Antxo equipos de juvenil ni de regional, tuvimos que ir seis o siete del pueblo al juvenil del Touring de Renterí­a, y hay una anécdota muy buena, ya que en juveniles, al tener que llevar el permiso de casa, mi padre no quiso dármelo por la fobia que le tení­a al Touring, teniendo que dármelo mi tí­a. Tras dos años de actividad en el Touring, al formarse en Antxo de nuevo el equipo de regional volvimos, entre otros, Herminio, Txetxo, Ricar el panadero y yo.

¿Cuánto tiempo estuviste en el C. D. Pasajes?
— Una temporada, para pasar luego al Sanse. Otro año en el Sanse y, a continuación, a la Real Sociedad durante 13 años.

¿Cómo fue que el equipo de más categorí­a de la provincia se fijara en ti?
— La verdad es que el Pasajes, por mediación de Joaquí­n Cortaberrí­a y Tomás González, ofreció mis servicios a la Real Sociedad. Te diré que no es normal el hecho de pasar de regional a la Real sin haber estado en la selección de juveniles, o yo al menos no conozco ningún otro caso en los 25 ó 30 últimos años.

¿Es cierto que el Valencia se interesó por ti?
— Sí­, es cierto. En aquel tiempo Pasieguito estaba de entrenador, pero la Real también se interesó y, al tener únicamente 18 años, Pasieguito no se atrevió.

Se comentaba que eras bastante “leñero”, o, si lo prefieres más elegante, “muy resolutivo”. ¿Qué hay de ello?
— Yo creo que es la trayectoria lógica que va con la edad, empiezas con mucha fuerza y luego vas adquiriendo otros recursos. De todas formas, yo reconozco que no era un jugador técnico, por lo que tení­a que hacer valer mis cualidades, que, digamos, era la fuerza, empleada en su justa medida.

Mientras se suceden estas tarascadas, en los momentos que no jugáis el balón y continuáis juntos, ¿qué os decí­s?
— De todo. Siempre se trata de dominar al contrario además de en el juego, en todas las demás facetas, siendo la principal la moral. Por lo tanto, para dominarle moralmente, cada uno hace lo indecible por lograrlo, pues, como te he dicho antes, nos decimos de todo.

¿Qué tipo de relación se da entre los jugadores de los distintos equipos fuera del campo?
— Como en cualquier orden de la vida, va mucho en función de los diversos caracteres, pero normalmente se consigue dejar en el campo o en los vestuarios los problemas surgidos por el juego. Hoy en dí­a mantengo unas relaciones muy cordiales con Rexach, a pesar de que en su dí­a tuviéramos nuestros más y nuestros menos dentro de los campos.

¿Un jugador trata de influir de alguna manera especial en el público o es algo que se da sin buscarlo?
— La verdad es que siempre tienes tus medios o trucos para influir en el público, sobre todo, como es lógico, jugando en casa. Digamos que forma parte del espectáculo.

Ahora viceversa: ¿Cómo influye el público en el jugador?
— Esa influencia se da más en los campos pequeños como Atotxa que en un campo enorme, que lo que notas es como un murmullo; únicamente distingues algo cuando entras en la caseta.

¿Qué siente un jugador cuando, a pesar de ganar, su juego ha sido un desastre?
— Lo triste es cuando se juega mal y, además, se pierde. Si ganas piensas que en conjunto el equipo ha funcionado y, se diga lo que se diga, lo interesante es el resultado, con buenos resultados todo el mundo está salvado.

¿Qué pasa cuando se ha sido í­dolo de alguna manera y empieza el declive? ¿Se da algún tipo de crisis?
— Quizá en otros equipos y en otras zonas, pero aquí­, con nuestro carácter, en lo que respecta tanto al jugador como público, no existe. Hombre, siempre hay una popularidad que no se da en otras profesiones; pero no pasa de ahí­.

LA REAL A PRIMERA
¿Cómo viviste el ascenso a Primera División con la Real tras el empate en Puertollano?
— Te puedes imaginar, con una gran alegrí­a. Además, fue muy importante el momento puesto que la afición se iba alejando del equipo peligrosamente tras cuatro años en Segunda División. Fue el momento más bonito de mi vida deportiva.

¿Alguna vez pensaste que la Real podí­a ser campeón de Primera División?
— En principio te tengo que decir que no, pero el año de la imbatibilidad lo veí­amos como una cosa muy posible, pero al no conseguirlo perdiendo únicamente un partido creí­amos que ya no se conseguirí­a nunca, y mira: dos.

¿Crees que el año de la imbatibilidad se hubiera podido conseguir el campeonato si se hubiera arriesgado más?
— Mira, aquel partido se perdió por no haber seguido el esquema de juego de toda la temporada. Al vernos en superioridad numérica se recurrió a un esquema nuevo, al que no estábamos habituados.

¿Estábamos, dices?
— Bueno, son formas de hablar, pero es que en aquel partido yo estaba de delegado de campo.

Parece ser que los futbolistas van consiguiendo ciertas mejoras laborales que en tus tiempos no existí­an. ¿Qué opinas?
— Para mí­ está claro que el ingreso en la Seguridad Social era imprescindible, puesto que un futbolista es un trabajador más, con sus caracterí­sticas especiales en cuanto a riesgo, sueldos, etc., pero un trabajador.

¿Consideras que la forma de vida de un jugador, con sus viajes, concentraciones, etc., es especialmente dura?
— Es cierto que la vida deportiva del futbolista es corta y al terminarse ésta te encuentras con que no sabes hacer nada, pero por otro lado, mientras estás en activo yo dirí­a que eres un trabajador privilegiado que estás practicando tu afición favorita y ganando un sueldo. Por lo tanto, cada uno valorará los pros y los contras.

CAPITÁN DE LA REAL
En tu vida laboral actual, ¿en qué medida te ayuda el haber sido el “capi” de la Real Sociedad?
— Pues sí­, no hay duda que me ha ayudado, pero en un sentido distinto al que parece que le quieres dar a la pregunta. Me ha ayudado una barbaridad en cuanto a mi formación personal. Ten en cuenta que cuando actuaba como capitán de la Real me veí­a representando a un equipo, una ciudad y, quizá, un Pueblo, por lo que tení­a que dar el do de pecho, y ha sido muy beneficioso por las enseñanzas que me ha traí­do a nivel personal.

Hoy en dí­a, ¿cómo sigues los pasos de la Real y el Pasajes?
— Sigo muy de cerca a ambos. En cuanto a la Real, he estado ligado a ella muy directamente durante veinte años, catorce como jugador y seis como directivo, y prácticamente veo todos los partidos. Y en cuanto al Pasajes, he nacido en Pasajes, mis amigos son de Pasajes, toda la familia somos socios, veo algunos partidos y sigo muy de cerca su clasificación.

ORMAETXEA o TOSHACK
Para terminar, tu opinión sobre la su titución de Ormaetxea por Toshack.
— Yo hacia Ormaetxea no tengo ma que elogios, porque le conozco como persona, amigo, jugador y entrenador, y para mí­ es el número uno. Si, por las circunstancias que sean, se tení­a que dar el cambio, creo que se podí­a haber hecho de un forma más elegante hacia él y no haciéndole salir por la puerta falsa como se ha hecho. Y para terminar, me fastidia una barbaridad la actividad de ese sector Atotxa, del lado de Mugika, que se autodenomina el sector abertzale, que corea el nombre de Toshack, Toshack, cosa que no lo ha hecho nunca con Ormaetxea a pesa de conseguir un subcampeonato de liga, dos campeonatos, un campeonato de recopa y un subcampeonato de Europa, todo ello sin tener una suite en el Maria Cristina, un coche a su disposición, cobrando bastante menos, etc., etc., etc., pero… lo de fuera siempre es lo mejor, y los de casa idiotas.

Viendo que ante ciertas preguntas, mejor dicho, al comentar ciertas actuaciones del club se “enciende” en exceso, damos por terminada la conversación, no vaya a ser que se convierta en otra cosa que no sea recordar unos tiempos ya pasados.

Unai