La Unión Vascongada, 1899-02-08
Nuestro querido amigo, el capitán-teniente de carabineros retirado, D. Eduardo Gómez, de Pasajes, ha tenido la inmensa desgracia de ver morir ayer, cuando la felicidad le sonreía, a una de sus preciosas hijas, la señorita Jesusa Gómez de Orbegozo.
Una rápida enfermedad, que los solícitos y cariñosos cuidados de los suyos no han podido vencer, ha llevado al sepulcro a la señorita Gómez el mismo día en que la alegría debiera haber reinado en aquella casa festejando su cumpleaños.
Ha muerto a los 18 de edad.
La conducción del cadáver al cementerio de Rentería, que se ha de verificar a las ocho de la mañana de hoy, en hombros de cuatro jóvenes empleados, promete ser una verdadera manifestación de duelo hacia nuestro amigo y familia.
La cintas del lujoso féretro sobre el que descansa el cadáver serán llevadas por señoritas pasaitarras, amigas de la difunta.
Cuando la familia lloraba, no ha mucho tiempo, la suerte de otro hijo a quien dreían muerto en Cuba, donde ha peleado por nuestras armas mientras ha durado la insurrección y la guerra con los Estados Unidos, recibió un consolador e inesperado aviso participándole que su hijo vivía, y ya casado regresaba a la Península con su esposa y madre política.
Hoy están ya en España y vienen a Pasajes procedentes de Valencia, donde han desembarcado.
¡Júzguese el dolor que ha de causar a estas familias su primera entrevista!
A todos enviamos la sincera expresión de nuestro duelo, deseándoles la resignación cristiana necesaria para sobrellevar el infortunio.