Los Tres Pasajes, nº 17, 1959

Breve es la historia de este simpático Centro que viene funcionando en Ancho desde fines de 1:956.
Aceptada por varios productores de la empresa “V. Luzuriaga” la propuesta de ésta de ampliar los respectivos conocimientos técnicos por el procedimiento del estudio por correspondencia, surgió en ellos la idea de estudiar juntos a fin de asimilar mejor el contenido de los textos correspondientes. Y así­ lo acordaron, improvisándose para aula al salón de la J. O. C., cedido al efecto. Como, con el tiempo, fuera creciendo el número de los agrupados, resultó preciso el concurso de personas más aptas y capacitadas para poder resolver los inconvenientes que surgí­an en el estudio.
Las dificultades fueron muchas y considerables; pero nada arredraba a aquel compacto grupo de animosos alumnos, ávidos de legí­tima superación, y de espontáneos profesores, generosos donantes de sus propios conocimientos culturales y profesionales.
[…] y otras no, faltando todaví­a mucho para llegar a la cúspide soñada. A primeros de este año se inauguró la nueva sede del Centro, en los bajos de le Casa Parroquial. Aparte los problemas económicos que acechan a tan elogiable abra, existen otros que constituyen su máxima preocupación: la escasez de profesores y los turnos del trabajo. La coincidencia de las horas de éste con las de las clases han creado una irremisible incompatibilidad, obligando a no pocos a abandonar las segundas.
¿No es esto dolorosí­simo? Quienes tienen el deber moral de velar por el porvenir de los obreros no pueden mostrarse indiferentes ante el amargo dilema.
Otra importante preocupación es la creciente necesidad de un local adecuado y definitivo: el actual es insuficiente, además de inseguro, pues conocido es el proyecto de la nueva iglesia.
Se impone, pues, una reunión de fuerzas para salvar una obra y una labor llamadas a dar óptimos frutos.

Un amante de la obra