Los Tres Pasajes, nº 15, 1957

Ahora, más que nunca,
nuestra Villa necesita un campo de deportes

Me pides, amigo Ureña, que, como otros años, dedique unas lí­neas para los lectores de la revista LOS TRES PASAJES, y voy a complacerte.
En las tres temporadas que he venido actuando como directivo del «Pasajes», dos como Vice y esta como Presidente, he podido darme perfecta cuenta de que, cada año que pasa, se hace más difí­cil sostener un equipo de fútbol en Pasajes. Al hacerme cargo de la Presidencia, solicité la colaboración, como directivos, de los señores Inchausti, Martí­nez, Achucarro, Ramí­rez, Alonso, Izquierdo, Domí­ngo, Santana, Garmendia y Zabaleta, este último como entrenador, los cuales me ofrecieron su ayuda y lo cumplieron hasta el punto de que quedé altamente agradecido, pues sin ellos mi modesta labor hubiera sido nula.

La situación del «Pasajes», era sin duda, la más difí­cil de las que ha atravesado, pues no tení­amos una peseta ni de donde sacarlas.
Tení­amos que formar el equipo de jugadores y reponer el material para equipar a los muchachos que lo formaran. La cosa no era fácil.
De principio, dimos de lado a todas esas cosas que son de puro trámite y formulismo con las que no se hace otra cosa que perder un tiempo precioso. Todos sabemos que a los socios, generalmente no les interesa otra cosa que la de que haya un buen equipo y que se ganen los partidos, si esto no se logra, lo único que se hace es ir echando granitos de arena en el montón de las censuras.

Ante esta perspectiva y con sólo nuestro esfuerzo, desplegamos todas nuestras actividades y unas veces riendo y las otras regañando, pero siempre unidos fuimos venciendo todas las dificultades hasta formar un cuadro de jugadores con chicos jóvenes, nobles y, sobre todo, desinteresados que son los que, con un poco menos de mala suerte, hubieran llegado a jugar la final de la copa, claro está que, después de esto, se perdió mucho con la cesión al «Touring», de nuestro jugador Núñez, que era el que abrí­a brecha entre los delanteros. Ya sé que sobre esto unos nos han censurado y otros preguntaban: ¿Por qué se cedió este jugador? La contestación es esta: En treinta y seis años que llevo militando en el fútbol pasaitarra, aparte de con el célebre «Avión», del Antiguo, jamás con club alguno hemos tenido unas relaciones tan nobles y tan sinceras para la mutua ayuda como las que durante toda la temporada han existido entre los directivos del Touring de Renterí­a y el C. D. Pasajes. Reciban todos mi sincero saludo de agradecimiento como amigos y como caballeros del deporte.

Nosotros, desde un principio, nos propusimos dos cosas: la primera hacer un papel decoroso en el campeonato y la segunda cumplir con los acreedores de la antepasada temporada. La primera la hemos logrado, pero la segunda no nos fue posible porque con entradas de doscientas pesetas y cuatrocientas de gastos no se puede cumplir.

Yo, particularmente, y creo que igual mis compañeros de directiva, damos las gracias a todos los bares y oficinas, y sobre todo a la Casa Tasada y Beltrán, que, además de su donativo, me ofreció su ayuda para todo, como igualmente a un directivo de nuestro primer «Pasajes», que en un partido me entregó QUINIENTAS Ptas. para el Club. Sirva esto de acuse de recibo, ya que me prohibió mencionar su nombre para nada.

Quiero terminar diciendo que la próxima temporada se presentará quizá más difí­cil que esta, teniendo en cuenta que los gastos serán muy superiores, pues solamente las fichas supondrán alrededor de las ocho mil pesetas. Sirva esto como aviso para todos los amantes de este deporte y sobre todo, a los que pueden prestar su ayuda para la construcción de un campo, si no quieren que de Pasajes desaparezca el fútbol.

No recuerdo quién fue, pero no hace mucho tiempo que una persona de relieve en el Gobierno Español decí­a: No habrá aldea en España que no tenga Campo de Deporte. Yo digo: si esto es cierto, Pasajes por su historial y por su afición, es merecedor de que no se le olvide.
Y termino dando las gracias al amigo Otaegui por la consideración que nos ha guardado, reconociendo quizá que nuestro esfuerzo no ha podido llegar a más, así­ como al Sr. Chivite, Teniente Alcalde del Distrito, por la ayuda que nos ha prestado cediéndonos un lugar para los entrenamientos cuando no tení­amos donde hacerlo.