Los Tres Pasajes, nº 15, 1957

Siempre he tenido a nuestro «muelle nuevo» por arrogante y presuntuoso, en una muda pero acusada exigencia de tener en cuenta su prosapia.
No; él no tiene la culpa si su presunción nació de la propia concesión que los hombres le hicieran, si siempre le obsequiaron con distinciones. A él arribaron cuantos trasatlánticos vinieran, a él acudieron en espontáneo patrocinio barcos de la Armada, y supo del regusto de las embarcaciones de importancia y de todas las galas del Código naval.

A él le hirieron de frente los cierzos helados, mucho más gélidos por venir con í­mpetu y encallejonados por el canal; fue vigí­a permanente y guardián celoso en todas las épocas, fisgón impávido de las ferrerí­as en las que se debatí­an en baraúnda, hombres, clavazón y tablones en la común misión de crear panzas flotantes que vinieran rebosantes de conquistas o de géneros de ultramar. Plegar y desplegar de foques y mesanas, purgas de vapor y salivazos de grasas sucias lamieron sus machinas de comento; por él han desfilado indumentarias marineras de lo más heterogéneo que se pueda imaginar, ha escuchado, impasible, jergas y canciones de todas las latitudes, tal cual, citando epopeyas amorosas o guerreras, pero siempre, con la mente en sus lares, en ensueño evocativo…

Su sello un tanto aristocrático, un querer distinguirse de los demás muelles, es por la convicción de que legó, en función genésica, su nombre a nuestro pueblo, pues siempre fue este punto del puerto el principal PASAJES, que luego se pluralizara, y hoy, esa presunción nos la ha transferido en un muy natural orgullo de ser y tener por cobijo un pueblo coquetón y primoroso, y con un modernismo en parangón con cualquier pueblo que se precie de tal.

Si supo o pudo crear fantasí­as o ensueños a gentes extrañas, cabe la aplicación del aforismo «Quien no es agradecido, no es bien nacido» y en éstas páginas debemos darle el homenaje obligado y espontáneo que se merece. Recordar en estos dí­as de nuestras fiestas mayores que él fue la primera piedra de lo que somos, el bastión en la lucha por la conquista de terreno al mar en el cual tienen su asiento dos Pasajes; marismas y lagunas fangosas fueron y dieron cabida a nuestra fisonomí­a actual. Mientras, ¿cuál será su posición en el futuro, cuando la avanzadilla en forma de flecha, comando del progreso, emprendida por la Hispano Africana, termine sus obras? ¿Será desplazado y postergado como misión cumplida? En tanto llega tal alternativa, a su arrogancia le queda el prurito de ser siempre, el MUELLE NUEVO.

A. M. C.