Pasajes nº 4, 1930

Cumpliendo la misión que nos impusimos al dar vida a esta Revista, nos es muy grato dedicar unas lí­neas a ensalzar a quien con su esfuerzo y trabajo ha sabido poner su comercio de ferreterí­a a la altura de los mejores de la provincia, y buena prueba de ello es que nuestro amigo José Manuel no se limita sólo al mercado de la villa, sino que abarca todos los pueblos limí­trofes, que saben lo bien surtida que se encuentra esta firma para servir sin demora cualquier articulo que soliciten.
José Manuel es un espí­ritu emprendedor, y ello lo demuestra el que en los ocho años que lleva establecido, su ilusión ha sido dar satisfacción cumplida a los clientes que le honran con su confianza –que son legión– y para ello no escatima ningún esfuerzo.
El éxito obtenido por el amigo Elizalde demuestra hasta dónde pueden llegar los negocios bien orientados e impulsados con entusiasmo; esfuerzo y resultados que dicen muy mucho en favor de la industria, de la villa y pueblos limí­trofes, porque, si es indudable que el amigo Elizalde aportó un formidable caudal de energí­a hasta llegar a su preponderancia comercial actual, no lo es menos que los industriales han sabido corresponder a su esfuerzo.
También visitamos el sótano y en él vimos bien ordenado en más de 200 metros de estanterí­a un inmenso stock de mercancí­a, y según nos dimos cuenta todaví­a no le basta con dicho local y actualmente está en plena reforma para dotar a su establecimiento de mayor capacidad y poder así­ dar cumplimiento a las cada dí­a mayores demandas de su clientela.
Al despedirnos, felicitando al amigo Elizalde por el desarrollo comercial adquirido, nos indicó que para corresponder de alguna manera al cariño y la confianza que le dispensa el pueblo pasaitarra, regalará una magnifica figura de bronce, alegórica, representando un ciclista para el primer corredor pasaitarra clasificado en la Carrera organizada por el Pasayako para el dí­a de San Fermí­n.