Pasajes nº 8, 1934

He aquí­ un prototipo vasco en toda la extensión de la palabra, sorprendido por el objetivo, cuando se dedicaba a sus habituales faenas sobre las cisternas de gasolina, en compañí­a de Antonio. Cubre su «bolita de marfil» un sombrero de alas anchas regalo de un alto empleado en los yacimientos petrolí­feros de Méjico, y a pesar de los 120 kilos que lleva sobre su cuerpo, es uno de los mejores gastrónomos, capaz de arruinar a la patrona del Bar Txoko. ¿Egiya al da andre Miren? No confunda el lector a este popular vecino que habita el corazón del barrio de Molinao con ningún habitante de Yucatán, porque se trata del incomensurable alzatarra, cien por cien, Enrique Arzak. Urte askuan, Enrique.